Hemos asistido a suficientes ejemplos de discos póstumos carentes de interés como para no sentir a priori cierta reticencia frente a dicho formato. Black Velvet, además del apelativo que usaba Charles Bradley en los shows donde imitaba a James Brown, es el título del primer trabajo que se publica, coincidiendo con el setenta aniversario de su nacimiento, tras el reciente fallecimiento del intérprete. Planteado como un digno homenaje a su figura, las composiciones seleccionadas pretenden abarcar su carrera por medio de principalmente grabaciones descartadas de cada una de las sesiones pertenecientes a sus álbumes. Visto el material escogido, otra pretensión que subyace es la de ofrecer un perfil más amplio del cantante. La alta presencia instrumental, dominadora en el tema homónimo, y el funk absorbente del dúo realizado con LaRose Jackson en «Luv Jones», se suman a los matices de una ambiental «(I Hope You Find) The Good Life» y sobre todo a la acongojante «I Feel a Change», brillante oposición a las correctas versiones de, entre otros, Neil Young y Nirvana. No por repetida, la dura biografía de Charles Bradley —y su posterior reconocimiento siendo ya sexagenario— deja de ser conmovedora. Como tampoco lo es su capacidad para emocionar, también con unas canciones apartadas en un primer momento y que demuestran que posiblemente nadie es capaz de transmitir amor y pasión en su estado más puro que aquel que ha convivido con la desgracia.
KEPA ARBIZU