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Tomavistas Ciudad: Baywaves,Tigres Leones – Sala Changó (Madrid)

 

Baywaves

El Tomavistas Ciudad es un interesante ciclo musical desde el cual, la organización del recomendable festival madrileño organiza conciertos en salas varias de la capital. Se apuesta básicamente por talento nacional, sospechosos habituales –o no– del hermano mayor, el Festival Tomavistas.

Para la ocasión, tuvimos en liza a dos bandas que están manteniendo un pulso firme dentro del underground madrileño –y estatal–. Tigres Leones conjugan el empuje del punk, la sencillez pop del indie patrio de toda la vida y sonoridades que, enfocadas desde su particular prisma –he ahí la gracia–, les conectan con el sur, tocando con la punta de los dedos un deje folclore que les sienta bien. Esta vez venían enriquecidos con sonidos pregrabados –era palpable que el experimento es aún reciente– y una teclista, aportando otros matices desde su sintetizador.

Tigres Leones

Empezaron fríos, pero poco a poco se fueron estirando, contando además con su base de fans, siempre dispuesta a corear sus canciones más célebres. Y así, se sucedieron «Marte», «El Año de la Victoria», su sardónica relectura de «Disfraz de Tigre» –de los catalanes Hidrogenesse– e incluso un inesperado, y algo fuera de sitio, latigazo final –juraría que se trataba de una versión de Talking Heads, aunque costaba identificar en medio de la cacofonía–. Para este punto final, contaron con el desvaríe vocal y físico del cómico Ignatius Farray; excesivo, para bien y para mal. Como de costumbre.

Baywaves son una joven y prometedora banda, cuyo futuro sólo puede ser luminoso. En lo concerniente a sus referencias – lo de Tame Impala es omnipresente–, todavía se les ve demasiado el plumero, si bien, paulatinamente, van haciendo su camino, contando además con un creciente seguimiento y popularidad. Cuentan ya con varios ep’s y singles, en los que apuntan cosas buenas, a pesar de que todavía suenan algo planos. Ese aspecto mejora en directo, donde la sensación de “trip” se acrecenta, mejorando sus prestaciones, merced de matices y un ritmo bien hilados que llevó en volandas a su joven parroquia.

Todavía les faltan canciones, riffs, momentos, digamos, memorables. Pero es algo que no debería preocupar demasiado, teniendo en cuenta su edad, su pericia, su trabajo constante, y lo mucho que les queda por recorrer. En Changó quedó claro que tienen muchas cosas por decir y que tienen prisa por decirlas.

 

Texto: Daniel González

Foto: Paula Fernández

 

 

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