Si de algo han valido las innumerables giras por nuestro país de Fleshtones, Roy Loney, Wilko Johnson o Raunch Hands es para que se haya formado un sustrato que permita que florezcan bandas como Los Chicos: de todas ellas se han impregnado de esa filosofía que defiende que el frenesí y la entrega escénica sin concesiones pesa más que cualquier otra consideración musical.
Parecía por tanto lógico que en lugar de en el suelo, como es habitual, el set list lo colocaran en las paredes del escenario, por las que el quinteto tardó poco en subirse y transformar la sala en beoda congregación purito estilo American Farm. No faltaron los litros de combustible en forma de calimocho que alimentaron las guitarras de los desquiciados gemelos Urchaga, fuerza motriz que empujaba a Rafa Suñén a subirse a los monitores para berrearnos “Restless Noise” y otras pedradas incluidas en su último y tremebundo By Medical Prescription.
Apercibido Suñén por los responsables de la sala para que dejara de patear el material, toda la banda se bajó a la platea, se formó un corro como si estuviésemos de acampada, se bautizó a los oficiantes con cerveza y otros líquidos purificativos, nos recordaron que eran los “King Of The Party” (innecesario), se formó una piscina de cerveza en el escenario, se fue la luz, el público invadió el escenario, rocanrolearon con “How You Like It”, se volvió a ir la luz y se despidieron siete veces, la definitiva devorando como muertos de hambre “Shake Some Action” y “Kick Out Of The Jam”.
¡¡¡Vuelvan pronto, chicos!!!
Texto: Manuel Borrero
Foto: Eva Fraile