Reedición en vinilo y lujosa caja de esta maravilla de concierto que supuso la celebración de la vida y música de George Harrison al año de su fallecimiento en noviembre de 2001. Entre llorar su pérdida o agradecer su presencia en este mundo y su legado humano y artístico, se escogió la segunda. Más que un tributo, es un acto de amor de sus amigos. Quizá no fueran conocidos del gran público pero allí estaban los que iban a su casa a visitarle y tocar unos cuantos temas, sin pretensiones y por la simple alegría de encontrarse y disfrutar. Sencillo y sentido.
Dividido en dos partes: una hindú protagonizada por Anoushka Shankar, con la presencia de Ravi y con Jeff Lynne tocando «The Inner Light»; la otra roquera. Pasados quince años adquiere tintes de tristeza al haber fallecido varios de sus protagonistas: Tom Petty con los Heartbreakers inician el apoteosis con «I Need You»; Billy Preston brilla con «Isn’t It a Pity» o «My Sweet Lord», el mismo Ravi Shankar, también Jim Capaldi y Michael Kamen que se encargó de dirigir a la London Metropolitan Orchestra que interactuó con la hindú. Clapton, sobrio y contenido, ejerció de maestro de ceremonias, con parte de su banda, que acompañara a George en su gira japonesa en los noventa. De lo mejor que hizo en años.
Con el hijo de George, Dhani, a la acústica durante todo el concierto, fueron pisando las tablas del Albert Hall desde Gary Brooker —en su día líder de Procol Harum—, con «Old Brown Shoe», Ringo Starr con «Photograph» y «Honey Don’t» del gran Carl Perkins, uno de los ídolos del homenajeado, y hasta Paul McCartney interpretando varias gemas, entre ellas «Something» al ukelele, para rematar la faena con «While My Guitar Gently Weeps». Para el final, lo mejor: Joe Brown, precursor del rock’n’roll británico de finales de los cincuenta, vecino y amigo, emocionó interpretando en solitario al ukelele «I’ll See You in My Dreams» mientras del cielo caían pétalos de rosa con todos los músicos apareciendo poco a poco en el escenario. Soberbio y precioso. Merecido para él, terapéutico para nosotros.
JOSEP BARBARÀ