En los últimos meses, John Prine ha sido objeto de una creciente y desde luego merecida veneración. Dan Auerbach, Jason Isbell, Amanda Shires, Brandi Carlile y otras estrellas del americana no han parado de alabarle públicamente y el septuagenario cantautor ha correspondido a las muestras de afecto invitándoles a tocar en el escenario y en el estudio. The Tree of Forgiveness, el primer disco con material nuevo que publica en trece años, refleja la posición que ocupa en el trono de Nashville —‘’es nuestro Hank Williams’’, ha dicho Todd Snider— y se nutre de las relaciones con sus, llamémosles, admiradores.
El álbum está planchado por el productor de moda, Dave Cobb, cuenta con las colaboraciones de Isbell, Shires y Carlile, y hasta incluye dos canciones compuestas con Auerbach. ¿Eso es bueno o malo? Ambas cosas. Rodearse de jóvenes talentos ha sido sin duda un estímulo para un Prine que aquí canta con redoblada confianza y hasta se atreve a salir de su zona de confort con ‘’experimentos’’ de factura más moderna como «Caravan of Fools» o «Boundless Love». Tantos piropos, sin embargo, parecen haber afectado el nivel de autoexigencia compositiva. Los temas, correctos sin más, se suceden sin que ninguno enganche de verdad salvo el melancólico single «Summer’s End», la preciosa «I Have Met My Love Today» y un medio tiempo coescrito con Phil Spector, «God Only Knows», que inexplicablemente dormía en el fondo de un cajón desde los años setenta.
JORDI PUJOL NADAL
