El fundador de The Black Swans se lanzó hace un lustro en solitario con un álbum debut que seguía las coordenadas de su grupo, un folk melancólico cercano al slowcore. Trasladado posteriormente a un pequeño pueblo de Texas, sus experiencias allí le han inspirado a crear un disco poético, surrealista y tremendamente naturalista a la vez, con letras que parecen dictadas durante la duermevela. A medio camino entre Lou Reed y Leonard Cohen, las canciones de Time the Teacher se desarrollan de una forma más narrativa que musical en un entorno minimalista donde un piano marca el rumbo mientras, ocasionalmente, un saxo o trompeta dibuja garabatos libres en el aire. Aquí y allá aparecen unos coros gospel espléndidos: su ligero desfase respecto a la voz principal, marca de la casa de Leonard Cohen, es uno de los motivos —entre otros— que nos hacen recordar al genial canadiense. Hay que decir que buena parte de la culpa del ambiente nocturno en el que se desenvuelven las canciones la tiene el productor estadounidense afincado en Gales, Jeb Loy Nichols, quien adornó las sencillas piezas que DeCicca le remitió junto a este mensaje: ‘’Quiero hablar de Texas sin sonar a Texas’’. Recibido alto y claro: misión cumplida.
FIDEL OLTRA
