Difícil explicar lo visto ayer en Rocksound. Difícil en cuanto a estilos porque lo que está claro es que el medio centenar de afortunados que nos acercamos a la sala pudimos disfrutar de un muy buen concierto. Un gran concierto.
Hablaban sus notas promocionales de un “cóctel de punk-rockabilly-blues-roots”. Quizá eso fue lo que hizo que el público no acabará de apostar por la propuesta, ante el eclecticismo de la misma, y que ni siquiera la prensa apareciera por la sala. Y se equivocaron. Porque The Yawpers es todo eso y mucho más, con una propuesta personalísima por la que deberían perder los vientos todos los que claman continuamente por una revolución en la música americana y que aseguran que la misma vive en el inmovilismo. The Yawpers son todo lo contrario. Más punk que country, más rockabilly que folk, y siempre bastante blues, el trío pasó como una apisonadora por el escenario demostrando el por qué Johnny Hickman de Cracker o Tommy Stinson de The Replacements se pirran por su propuesta y aceptaron producir sus dos discos.
Convertidos a ratos en una versión actualizada de los Flat Duo Jets, en otros en un anfetamínico reflejo de Hank III, y toda la noche en el perfecto complemento a bandas como Slim Cessna’s Auto Club, Two Cow Garage o Speedbuggy USA, la comunión con los que decidieron arriesgar fue total y la banda se ganó, sin duda, un buen número de fans en Barcelona que, seguro, expandirán a todo el que quiera escucharles lo que vieron. El final, con una aplastante, y de nuevo súper personal versión del «Suspicious Minds» de Elvis ya fue la guinda que culminó un magnífico show.
Texto: Antonio Aguilar
Foto: Eduardo Izquierdo