El sordo eco de un tambor resonando en las laderas de los Pirineos, un Farfisa que deja su inimitable estela y una sentida voz de baladista meridional son algunas de las pistas musicales que sigue Flamaradas, nueva entrega del singular combo barcelonés.
Para el que firma esta entrevista uno de los descubrimientos (tardíos) del pasado 2017, el tercer disco homónimo de la banda liderada por Daniel Magallón, plantea un valiente reto musical, al proponer la búsqueda de raíces musicales netamente hispanas, que salpimientan con referentes tan diversos como el rockabilly, The Doors o el apasionado torrente de emociones que proporciona tangos, coplas, y boleros.
¿Daniel, cómo fue el germen y la formación de la banda, que intereses compartes con tus músicos?
La verdad es que somos amigos de un pueblo, al disolverse la banda en que estaba antes me propuse buscar un nuevo grupo dentro de este círculo de viejos conocidos de San Joan Despí, no es más que gente compartiendo un lenguaje común
Por lo rancio de algunas de tus influencias te voy a preguntar, a riesgo de parecerte indiscreto, por tu edad, y de donde te vienen esas influencias tan poco habituales, fuera del contexto anglosajón la mayoría.
Vengo del mundo del arte, ahora soy profesor de dibujo en un instituto, tengo 44 años, lector del Ruta 66 desde que tengo 14 años (risas); llegó un momento en que los parámetros de los grupos que oía me parecían muy repetitivos y además estoy muy en contra de esto del panteón del rock and roll, la veneración a unos ídolos que no sé si han hecho algo para merecer esta adoración y me siento muy incómodo con la deriva que toma actualmente el rock, todo en departamentos muy estancos, como si no se pudiese evolucionar, solo repetir el pasado; estoy muy interesado más que en la música de raíz en la esencia de la música popular que a todos nos puede emocionar, pero sin ningún ánimo encicopledista, mas desde un punto de vista vivencial.
A pesar de lo que señalas, hay que hurgar bastante en vuestras canciones para hallar rastros de artistas que puedan interesar al lector de Ruta 66, amén de ciertos pasajes de órgano muy Ray Mazarek o el tono sombrío de algunas canciones emparentadas con Tom Waits o Tindersticks
The Doors siempre me han llamado la atención, mas en directo que en disco, nuestras grabaciones siempre tienen la presencia del Farfisa y como tiene un sonido muy peculiar y eso a la gente le remite a Ray Mazarek, también me atrae sus letras no muy literales, siempre ambiguas.
¿Y te seduce el llamado “nuevo croonerismo” gente como Bill Callaham, Timber Timbre o la parte más melódica de Nick Cave?
Me interesa todo eso mucho, desde ahora me declaro nuevo crooner (risas), la idea de esos grupos de trasmitir un tipo de música más pausada me atrae muchísimo, quizás Flamaradas busquemos traducir ese tipo de idea pero trasladándolo al castellano, teniendo en cuenta que todos estos tipos de los que hablamos hacen música para gente adulta en el buen sentido de la palabra, quiero pensar que mi público potencial ha crecido conmigo y se encuentra a gusto con esa manera relajada de sentir la música.
¿Es una de vuestras fijaciones la renovación de la canción española, tomando muchos elementos del folklore hispano y adornándolo levemente con otras influencias anglosajonas?
Si, claro, esa es la gracia y no hacerlo desde el punto de vista del pop comercial, acercándonos a la canción española desde nuestra posición de amantes del rock and roll más underground, lo mismo que músicos de vanguardia americanos se acercan a las raíces del folklore de su país pero nosotros acercándonos a lo nuestro; yo no me siento cómodo ni autentico acercándome a la tradición folk de Kansas City, prefiero acercarme a mi entorno y a temas que hablan de mí y de lo que nos afecta a nosotros, las cosas que yo puedo ver por la calle.
En la línea de lo que comentas, temas como “El Puente” mezcla el espíritu del blues con un tono tanguero, de donde te viene la afición al tango, lo descubriste como muchos aficionados nacionales con Malevaje?
¡Por supuesto!, a mí Malevaje me atravesó totalmente, y si algún cantante me he querido parecer en algún momento es a Antonio Bartrina; imagínate el impacto que tuvo en un chaval de 17 años oír aquellas letras extrañas, las cuales la mitad no entendía pero me parecían arrebatadoras y chulescas… también fueron muy importantes en aquellos tiempos para mí otras bandas que utilizaban el castellano de una manera diferente, te estoy hablando de 713avo Amor o Corcobado, toda esto formó el corazón musical de los proyectos en los que he estado involucrado. De hecho pienso que Corcobado tiene esa parte tremendista tan cercana a tangos y boleros.
Y “El Día En Que Vuelan Las Alúas”, curioso título, revela otra de tus referencias, Paco Ibáñez
Se refiere a unas hormigas voladoras, las aluas, que solo salen una o dos veces al año, después de la lluvia, los niños las buscábamos para utilizarlas en las trampas para cazar pajarillos, les arrancábamos las alas y se iba formando un reguero de alas por el suelo, es una imagen un tanto cruel pero muy evocadora de mi infancia. En cuanto a la cercanía a Paco Ibáñez me lo han dicho bastante, me enorgullece, ya que me emociona mucho oírlo por lo que espero poder trasmitir esa emoción también; ¡¡pero también he oído por ahí que la canción tiene aire de jota aragonesa o de flamenco!!
Texto: Manuel Borrero
https://www.youtube.com/watch?v=t1f8JFfLzJk