Bart Davenport está de vuelta con un disco a su nombre. Más bien, a su nombre propio y el de su banda que ha bautizado como The Bedazzled. Aunque parezca que ha estado ausente desde Physical World en 2014. Él mismo nos lo explica. “Con Physical World recorrí España tres veces y también actué bastante en la costa oeste de Estados Unidos. Cuando la gira terminó, quise escribir nuevas canciones. A veces puede resultar difícil encontrar tiempo para escribir. Tengo un trabajo de día y también gano algo de dinero tocando en una banda de versiones, Marc & The Casuals. ¡Tengo que pagar el alquiler!”
“También he estado tocando la guitarra y el bajo en bandas de otras personas”, continúa Bart. “He estado tocando la guitarra para una encantadora cantante pop, Nedelle Torrisi, y he tocado el bajo para Earth Girl Helen Brown y Bloody Death Skull. Así que no he tenido mucho tiempo libre para dedicarme a mi habitual proceso de escritura en solitario. Me llevó un par de años tener suficientes canciones buenas. Si escribo 30 canciones, por lo general sólo 15 de ellas son lo suficientemente buenas como para permitir que otras personas las escuchen (ja, ja) y luego tenemos que reducirlo a unas 10 a 12 canciones para un álbum. Este nuevo álbum, Blue Motel, tiene 11 canciones”.
¿Se podría decir que Physical World comenzó una nueva etapa en tu música, para la que su punto de partida sería el single «Someone2Dance»?
Creo que esta etapa del pop de guitarras de los 80 comenzó con mi versión de «Only a Shadow» de Cleaners From Venus. La metí en una campaña de recaudación de fondos para Amnistía Internacional, organizada por Buffet Libre. Eso fue en algún momento de 2010. Pero, sí, en cuanto a mis propios lanzamientos, el principio de este sonido para mí fue el single «Someone2Dance/Cheap Words». El nuevo álbum definitivamente tiene algunas similitudes con «Cheap Words».
Aunque podría entenderse que hay más teclados y arreglos en Physical World y este nuevo álbum, me parece que es una progresión natural de tus canciones. ¿Cómo lo ves tú?
Creo que es más una evolución de mi sonido que de mis canciones. Mis producciones discográficas comenzaron a incorporar más influencias de los años 80 más o menos con «Someone2Dance/Cheap Words», aunque hay un pequeño pero significativo toque de ese sonido de los años 80 en Maroon Cocoon allá por 2005. Mi evolución a la hora de componer es más difícil de seguir. Desde la ruptura de The Loved Ones, he estado trabajando mayormente con estructuras pop clásicas y acordes de jazz. Trato de tener melodías fuertes y letras interesantes y divertidas. Creo que hay una canción arquetípica, un santo grial de la canción ahí fuera, que sigo intentando escribir y nunca consigo. ¡Lo que me sale aún me resulta agradable de componer! Todavía existe este tipo de canción que se encuentra en algún lugar entre el soul y la música rock; no sé si alguna vez lo he clavado. «Fuck Fame» estuvo cerca. Pero a veces me entristece haber usado la palabra ‘joder’ en una canción. Burt Bacharach & Hal David nunca hicieron eso.
Tu nuevo álbum se llama Blue Motel. ¿Alguna relación con el Blue Hotel de Chris Isaak? ¿No puedes pagar un hotel y por eso es un motel?
¡Ja, ja! Sí, supongo que ofrezco una alternativa económica al clásico de Chris Isaak. Mi motel es tan triste como su hotel. Pero la mía es tanto una canción como un álbum, mientras que la suya es sólo una canción, y puedo aseguraros que le costó a mi sello discográfico una fracción de lo que Warner Bros gastó en el sencillo de Isaak de 1987.
El álbum parece estar en la misma línea que el anterior. De hecho, has grabado Blue Motel con los mismos músicos de Physical World: Wayne Faler (guitarra), Jessica Espeleta (bajo) y Andres Renteria (percusión). ¿Realmente te sientes cómodo con ellos? ¿Eran los músicos perfectos para grabar este álbum?
Sí. Realmente no hace falta decirlo, pero sí. Son algunos de mis mejores amigos. Yo busco conciertos y grabo discos para que podamos hacer cosas juntos. La música es producto de nuestra amistad, y hacer música juntos realza esa amistad.
No obstante, hay algunas diferencias: Physical World apareció bajo tu nombre y Blue Motel se le atribuye a Bart & The Bedazzled. ¿Por qué decidiste cambiarlo? ¿Hay alguna razón principal?
Creo que de esa forma la música está mejor representada. En la mayoría de las canciones del álbum me gustaría que el público viera a todo el grupo que lo grabó, en lugar de un cantautor solitario. También es un nuevo comienzo para mí. Este disco es de una banda, aunque en muchos sentidos es como el anterior. Mi amigo Sonny Smith ha estado en la música tanto tiempo como yo. Pero se reinició un poco cuando comenzó a grabar discos como Sonny & The Sunsets. Supongo que yo también quería hacer eso.
Además de invitados especiales como Nedelle Torrisi en coros, la principal contribución y mayor sorpresa es Billy McShane al saxofón. ¿No es un instrumento demasiado relacionado con el pop de los 80 y por eso no se ha utilizado mucho en la música pop últimamente?
Sí, supongo que se convirtió en demasiado para los fans del pop alrededor del 1984 con Men At Work o Quarterflash. Los ingleses The Beat eran una banda fantástica y su música sigue sonando genial hoy en día. Sade es otra artista muy buena. El saxo tuvo un pequeño regreso en los años 90 con el movimiento del acid jazz. Creo que es algo más prominente en estos días entre la gente que está haciendo rhythm and blues. The Limboos tienen un gran saxo barítono y Nick Waterhouse trabaja mucho con los vientos. Pero el tipo de sonido a lo Blade Runner que conseguimos con Billy fue especial. ¿Sabes? Grabó las tres canciones en menos de tres horas. ¡Fue una sesión emocionante!
El saxofón en este álbum y en discos como los últimos discos de Destroyer parecen recuperar su valor en las canciones pop. ¿Escribiste los arreglos con Billy McShane, le dijiste cómo querías que sonara o fue libre de hacer lo que quisiera?
Ah sí, Destroyer. Dan Bejar es amigo de Jessica. La gente dice que es un tipo genial. ¡Me gustan mucho sus canciones! Nunca nos hemos encontrado. Quizás Destroyer sutilmente me influyó. Una ex novia mía dirigió uno de sus videos y admitiré aquí que lo vi varias veces en directo (no recuerdo si la canción tenía saxo, ja, ja). Vuelvo a mi disco: en «Cleo» y «Life Underwater» escuchas solos completamente improvisados de Billy. Puede que le hayamos dado alguna dirección suelta, pero esas son sus notas. En la parte final de «Life Underwater» sigue algunas pequeñas indicaciones que el productor Aaron creó. Por otra parte, compuse todas las partes de Billy en «Single Life».
¿Qué escuchabas mientras escribías y grababas el álbum?
Bueno, grabamos el álbum en 11 días. Así que no escuchaba nada porque pasaba en el estudio entre doce y catorce horas al día. Además, vivía entre varios apartamentos entonces y en sofás de otras casas. Mi tocadiscos estaba guardado en el almacén. Pero puedo decirte cosas que escuchaba antes de escribir estas nuevas canciones, cosas que pueden haber influido sutil o no tan sutilmente en el disco: Weekend, el grupo de Alison Statton de 1982, las canciones de Burt Bacharach y muchas de las damas que los cantaban (Dusty Springfield, Dionne Warwick, Sandie Shaw, etc). También un cantante argelino llamado Idir, Gong, Yellow Magic Orchestra, Dave Clark 5, «My Ship Is Comin’ In» de The Walker Brothers, The Searchers, Broadcast, el álbum Mug Museum de Cate Le Bon, The Go-Betweens, Confessions of a Pop Group de The Style Council, el éxito «Never Too Much» de Luther Vandross, «Here Comes a Raincloud» de China Crisis, «After the Rain» de Comsat Angels, The Necessaries, Alessi Brothers, The Church, Klaus Schulze o «Everybody’s Gotta Learn Sometimes» de The Korgis.
¿Cuáles fueron los principales temas de los que querías hablar en tus canciones en este álbum? ¿Cómo ves tu evolución como letrista respecto a discos anteriores?
Me veo menos alegre con cada disco. Este es más triste que el último, seguro. Hay un tipo de humor oscuro en «The House that Built Itself» o «Blue Motel». «Halloween by the Sea” habla de un anhelo personal y nostálgico, pero también de la pérdida acelerada de una sociedad inteligente y compasiva en un Estados Unidos que cada día se vuelve más corporativo y más anti-intelectual. Hay un tema sutil y recurrente de viajes en el tiempo en varias de las canciones, más obviamente en «Time Machine for Two» y «Vampire». Me gusta ese sutil tono de ciencia ficción, y Aaron Olson realmente ayudó a mejorar ese aspecto con los sintetizadores.
Veo «The House that Built Itself» como una canción de Philip K. Dick. De hecho, miré el listado de canciones una semana antes de que empezaran las sesiones y me di cuenta de que nos faltaba una canción ‘alegre’, ‘feliz’, ja, ja. No había ninguna. Así que en el último minuto agregué «Cleo» a la lista y tuve que reescribirla y reorganizarla para que valiera la pena. Pero es una canción de amor directa, tal vez evocando algunas de mis cosas más antiguas. Así que sí: amor, angustia, nostalgia, vida urbana, aburguesamiento. «Grownups» habla de ese momento de la vida en el que eres de mediana edad, como yo, y te ves forzado a ponerte serio por un momento y reconocer tu mortalidad, tus supuestos fracasos, tus razones para seguir adelante. ¡Bastantes temas tristes! ¡Pero yuxtapongo letras tristes con una música rítmica!
¿Cuál fue la contribución principal de Aaron M. Olson en el álbum? ¿Habría sido diferente sin él?
Hubiera sido muy diferente sin él. Aaron me ayudó a organizar las canciones e incluso me ayudó a reescribir un par de cambios de acordes. Tocando el sintetizador es discreto pero muy importante para transmitir el ambiente de ‘Los Ángeles después del anochecer’ del disco. Sobre todo, me ayudó a tomar muchas decisiones creativas. Compartíamos ideas sobre las canciones y decidíamos juntos cuál debía ser el tono general de cada una. Él es bueno para tener una visión general y me ayudó a mantenerme en el buen camino. También agregó algunos trucos personales como sobredoblar una guitarra que dobla las notas del solo de saxo, y luego poner dicha guitarra de nuevo en la mezcla hasta donde realmente no puedes oírla a menos que la estés buscando.
¿Conseguiste plasmar el sonido que tenías en mente antes de grabarlo?
Creo que no tenía nada específico en mente antes, aparte de querer utilizar a los miembros de la banda. Tuve alguna indicación de la discográfica, que en realidad fue realmente útil. Luego me uní a Aaron. Lo curioso es que no creo que realmente hayamos logrado lo que hablamos de hacer por primera vez. Mientras grabábamos, el álbum nos dijo lo que quería ser. Es como si el álbum fuera un tercero invisible, como un fantasma que sabía lo que quería. Sentimos eso y dejamos que ocurriera. Creo que funcionó muy bien.
¿Siempre es posible conseguirlo o no? ¿Te sientes frustrado cuando no lo logras? Si es así, ¿cuáles son los elementos que te impiden conseguirlo?
Creo que entrar en una grabación con expectativas específicas está bien, siempre y cuando te sientas cómodo con el hecho de que hay un 75% de posibilidades de que acabes con algo ligeramente diferente a lo que habías planeado. Así que trato de no ponerme expectativas a mí mismo para no acabar frustrado. Sólo quiero hacer algo que sea bueno. Pero a veces tener recursos limitados puede interferir. Si estás intentando conseguir un sonido específico, llegas a la mitad del camino y te quedas sin tiempo o sin dinero, entonces tienes que cortar las pérdidas y calcular cómo hacer la limonada con esos limones. Me encantaría hacer un disco orquestal a lo Frank Sinatra con Stan Kenton, pero el dinero no está ahí.
Parece que Dan Bejar, James Mercer y tú apreciáis a las bandas británicas de principios de los años 80, como Prefab Sprout (has hecho una versión de «Lions in My Own Garden (Exit Someone)»), Aztec Camera, The Bluebells, The Smiths… Estás más o menos en la misma edad que ellos, así que parece que la música que has escuchado en tus años de adolescencia es la que acaba por salir reflejada en las canciones.
Cuando todavía era un preadolescente, en la primera mitad de los años ochenta, era fan de las bandas punk y new wave y me encantaban The Psychedelic Furs, The Police, DEVO, Pretenders… Pero a mediados de la década, cuando ya era adolescente, me metí de lleno en el revival mod, el ska, el garage y The Paisley Underground. Fui a ver The Three O’ Clock varias veces cuando tenía solo 14 años de edad y fueron una influencia temprana. Pero a partir de ahí, me convertí en un devoto total de los 60. Iba a ver a bandas como The Tell Tale Hearts y The Morlocks. Ignoré bastante la música contemporánea del 85 al 90 y viví a base de una dieta compuesta de todas las bandas de los años 60 como The Creation y un puñado de bandas de los 80 que imitaban a las de los 60.
Así que me perdí totalmente a The Smiths, Prefab Sprout, Aztec Camera y muchos más. Sólo en los últimos 10-15 años he estado poniéndome al día lentamente con todas estas cosas increíbles de esa época. Es curioso, como si algo tuviera que envejecer antes de escucharlo. Pero algunas de estas bandas, como The Go-Betweens, por ejemplo, han sido una revelación total. No sé cómo pude vivir tantos años sin las canciones de Robert Forster y Grant McLennan. ¿Qué puedo decir? También pasé mucho tiempo obsesionado con Junior Wells y Buddy Guy, lo que no es algo malo.
En tu caso, tu amor por el sonido de la Costa Oeste también está ahí. ¿Era una música que tus padres ponían en casa?
No era algo que mis padres ponían en casa muy a menudo. Mi padre pinchaba mucho a The Chi-Lites o The Band. Mi madre escuchaba bastante a Laura Nyro y Joni Mitchell. ¿El sonido de la Costa Oeste como The Beach Boys? No tuve que buscarlos, ya que eran parte del paisaje. Aunque crecí en el norte de California (territorio de Grateful Dead) mis padres eran ambos originarios del sur de California. Podía escuchar los años de adolescencia de mi padre en esa música. Creció en Pomona, que se encuentra en el ‘Imperio Interior’, demasiado tierra adentro para surfear, pero había carreras de coches y cadenas de restaurantes del Estado como Foster Freeze.
Mi padre estuvo en la universidad Chaffey al mismo tiempo que Frank Zappa. Mi madre vio a Love tocar varias veces en Hollywood cuando todavía se llamaban The Grass Root. Tenía padres muy modernos. Mi padre me metió en el blues. Mi madre me metió en Bert Jansch y The Incredible Stringband. La música pop, como The Beach Boys o Nilsson, estaba por todas partes. Podías estar en un supermercado y que sonasen The Carpenters. Volvía a casa de la escuela y veía las repeticiones de los programas de The Monkees en nuestra pequeña de televisión en blanco y negro.
También estaba el soft-rock y/o el ‘yatch rock’. Las canciones de Steely Dan, The Doobie Brothers y Hall & Oats fueron aún más omnipresentes durante mi niñez. No podías ir a ninguna parte de Estados Unidos sin oírlos a ellos y a Fleetwood Mac. La generación punk rechazó esa música, y con cierta razón. Pero aquellos de nosotros que éramos demasiado jóvenes para ser tan geniales en ese momento, más tarde abrazaríamos esas influencias de la infancia. Empecé a echar la vista atrás de puntillas a los años 70 a mediados de los 90. O a avanzar a los años 70 desde los 60.
¿Es el proceso de componer algo que te resulta fácil?
No exactamente. La música me llega con bastante facilidad, aunque intentar ser más original me puede costar un poco de trabajo duro. Lo que no me sale ‘natural’ es lo de las letras y a veces paso horas luchando por una línea. ¡Escribir canciones es difícil!
¿Cómo te ha ido en los últimos años? ¿Se ha convertido en un negocio diferente? ¿Te resulta más difícil grabar o tocar en vivo?
Sí y no. En los días antes de que Internet fuera tan masivo y la música era en su mayor parte todavía analógica (los años 90) había mucha, mucha menos gente tocando y editando música. Así que una banda como The Loved Ones pudo enviar una cinta de casete a Hightone Records y ellos la escucharon de verdad, vinieron a vernos tocar y nos ofrecieron un contrato. Este tipo de inicio afortunado es más difícil de conseguir para los recién llegados en estos tiempos en los que se envía un enlace de streaming o descarga a una bandeja de entrada que está llena de miles de correos electrónicos de bandas, muchas de las cuales son una mierda pero pueden aprender Protools o incluso Garageband y grabarse a sí mismos. Así que sí, es un negocio diferente.
Pero yo mismo me he beneficiado de la tecnología digital, las redes sociales y todo lo demás. Es más difícil tocar en vivo porque hay seiscientas mil bandas, ja, ja. Ian Svenonious tiene una gran canción sobre eso. No bromeo: antes se podía organizar una gira por los Estados Unidos con dos meses de antelación. Ahora necesitarías cinco meses. El mercado está saturado. Están todos estos músicos indies y NO HAY PÚBLICO para la mayoría de ellos. No hay suficientes clubes para tocar aunque tuvieran público. Hay muy pocas discográficas. Las agencias de booking son demasiado grandes. Casi nadie tiene un mánager. Es un maldito desastre. La gente está haciendo un trabajo mediocre porque no hay tiempo.
Todo el mundo está tratando de hacer muchas cosas y conseguir cada vez más y más, y en realidad nos está ralentizando a todos y obstruyendo el sistema. A pesar de que estoy divagando sobre esto, puedo enviar un archivo de audio digital perfecto a un amigo al otro lado del mundo y lo recibirá instantáneamente. Estoy bastante satisfecho con el estado del negocio de la música. Más gente se está involucrando en la música que nunca antes y, aunque ha perdido gran parte de su cache cultural, ha perdido su poder y ha cambiado la sociedad, todavía creo que la gente disfruta cuando se la entretiene, necesita distraerse con ella, ahora más que nunca.
¿Cuánto sigues aprendiendo cada día? ¿Trabajas para mejorar tus habilidades y tu voz o estás buscando sonidos más originales?
Bueno, me dieron una clase de guitarra como hace veinte años y aprendí tanto ese día que todavía estoy navegando en esas ideas, ja, ja. Pero, en serio, he tenido que aprender mucho de guitarra, tocando en una banda de versiones. Cuando tienes que aprender «One Note Samba», «In A Sentimental Mood» y «Cissy Strut», todo en una noche para un concierto al día siguiente, tu interpretación mejora. Y esas cosas terminan informando tus propias composiciones. Aprender a tocar «We’ve Only Just Begun» probablemente cambió mi vida.
¿Qué hay de tus otros grupos, Honeycut, The Loved Ones, The Kinetics, Incarnations…? ¿Todavía siguen así?
Honeycut probablemente haya terminado. Herve vive en Berlín ahora y está muy ocupado. Así que no tenemos tiempo para trabajar juntos. The Loved Ones han hecho muchos conciertos de reencuentro a lo largo de los años. Probablemente haremos más en algún momento. Se habla de una reunión de Kinetics (¿quizás en España?). Me encantaba tocar con Incarnations. Quinn y Daniel han ido en diferentes direcciones y es poco probable que los tres hagamos algo pronto. Pero he estado hablando con Daniel sobre hacer algo así como un proyecto llamado Bart in New York.
A lo largo de los años me has dicho que te gustan artistas como Lovely Luna, The Cuts, Call & Response, Feist, Dungen, The Moore Brothers… ¿Algo que sumar a esta lista?
Todas esas son bandas o artistas de los que soy amigo. Y ahora que ya no trabajo en una tienda de discos, lo peor es que no presto atención a música nueva. Pero me gusta la escena de Los Ángeles ahora mismo y disfruto de todo tipo de artistas y bandas que están aquí o cerca, algunos los conozco personalmente, otros me gusta lo que están haciendo: Ariel Pink está aquí y es uno de los pocos artistas interesantes que realmente han salido últimamente de Los Ángeles. Cass McCombs es un compositor asombroso.
Otros angelinos que me gustan son Sex Stains (ahora Ex Stains), Nite Jewel, Part Time, Dent May, L. A. Takedown, por supuesto. Hay una escena bastante interesante y extraña aquí con bandas como Fancy Space People de Don Bolles. En el norte de San Francisco hay una gran banda nueva llamada Latitude, producida por Kelley Stoltz. También hay dos bandas geniales en Oakland ahora: Once & Future Band y The World.
Has producido a Linda Mirada y grabado en España. ¿Hay alguna banda española específica que sigas o que hayas descubierto últimamente?
Disfruté mucho trabajando en el estudio con Pájaro Sunrise. Soy fan de Bigott en Zaragoza. Me gustaban tanto The Limboos que les pedí que grabaran una canción conmigo, y eso fue muy divertido. Me ha gustado Álvaro Tarik durante años, desde cuando los dos estábamos en Mushroom Pillow. Creo que su proyecto actual se llama Summer Spree y suena bastante sintetizado por lo que he oído. Pero, en general, siento que no estoy muy bien informado sobre la escena de allí. Incluso con Internet, estamos separados por zonas horarias y en algunos casos por el idioma. Mi español es bastante malo. ¡Todavía amo a todos mis discos de Los Brincos!
Sé que conociste a Paul McCartney. ¿Cómo sucedió eso? ¿Y podría decirnos cómo fue ese encuentro?
Fue en otoño de 2004 o 2005. Estuve en Londres en una fiesta de madrugada. Allí me presentaron a una amiga de una amiga que me invitó a su galería de arte en Camden al día siguiente. Dijo que si venía por la noche, podría encontrarme con Paul McCartney. Así que fui allí y hasta me llevé a unos amigos conmigo. Cuando llegamos, había literalmente una cola alrededor de la manzana. Resultó ser una inauguración de un fotógrafo que exhibía fotos de la gira de Paul. Pensé que nunca entraríamos. Pero esta señora a la que había conocido la noche anterior, la dueña de la galería, estaba allí en la puerta y me saludó a mí y a mis amigos directamente en el control de seguridad y en el espectáculo, donde se nos permitió hablar con Paul, pero ‘sin fotografías’ y ‘sin autógrafos’.
Así que me quedé ahí, algo aturdido, mirando a Paul tomando un cóctel verde lima, charlando con un grupo de personas, haciéndoles reír. Fue bastante surrealista. De repente, dos hombres grandes y de cabeza pelada, que eran gemelos idénticos, insistieron en que él posase en una foto con ellos. Me dieron la cámara a mí. Así que allí estaba yo, sacándole una foto a Paul McCartney flanqueado por estos dos gemelos de gran estatura de algún lugar de la Europa continental. Me hizo uno de sus gestos característicos, el viejo movimiento de ‘pulgar arriba’ y los gemelos se dispersaron. Ahora estaba allí con mi amigo Elan, que creció en el norte de Londres y fue compañero de escuela de Zach Starkey, así que no le sorprendían las estrellas. Ha ido a fiestas de cumpleaños en la casa de Ringo cuando era niño, una vez compartió una agradable conversación con Maureen en un vuelo a algún lugar.
Él decía: “Vamos amigo, hazte una foto con Paul”. Yo le pregunté a Paul y él contestó: “No más fotos, lo siento”. Elan insistió: “Dale a Paul uno de tus CDs” (yo tenía un disco de mi segundo álbum conmigo). Paul dijo: “No, porque si cojo uno tuyo, tendré que coger uno de todos”. Me pareció justo. Pero Elan me hizo echarle huevos y le dije: “Entonces, ¿podemos hacernos una foto también? Acabas de hacerte una con esos temibles tipos calvos”. Y Paul, bromeando, dijo: “No, porque no me gustan vuestras miradas”, a lo que mis amigos, que estaban todos mirando, respondieron con un gran “Oooohhhhhhh”. Mientras se alejaba de nosotros, Paul se dio la vuelta, me guiñó el ojo y, con un acento un poco más escocés, me dijo: “No, en realidad sí me gustan”. Este gesto amable y pícaro, algo tan Hard Day’s Night es un recuerdo que siempre apreciaré. Más o menos media hora después pasé junto a él y le tomé una foto rápida mientras hablaba con alguien. Tenía que probar que había estado allí. Por cierto, recientemente hice un dueto en el escenario con Peter Asher. Por lo tanto, ¡hay cero grados de separación entre nosotros!
Texto: Xavier Valiño
Fotos: Piper Ferguson, Carlie Kinnear, Cassandra Lee Hamilton