Los australianos The Braves aterrizan en España

Son carne de pantano, lo vienen demostrando desde que asomaron la cabeza en 2012 con un rosario de canciones preñadas de guiños ocultistas y latigazos eléctricos herederos del post-punk ochentero y el swamp-rock de la escuela Kim Salmon. The Braves predican el mensaje más oscuro del rock trempado y pringoso, y su excelente álbum de 2017, All Through Paradise, ya capturaba esta relación de una manera casi física. Consulta las fechas de la gira al final del artículo.Formado en las afueras de Melbourne, el trío surgió recortando el espacio de seguridad que a veces se establece entre emisor y receptor: con ellos todo sabe a peligro. La historia empezó con Djesse Bolte al bajo y Kelly Watson en la guitarra, un tándem incendiario al que se le sumó rápidamente el batería Ethan Leversha, según ellos “el último paria que quedaba libre en la ciudad”. Cada nota, cada melodía, eran como pequeñas semillas enfermizas clavadas en la base de la columna vertebral de un trabajo capaz de rescatar el lado más marrullero y cazalloso de The Clash y The Pogues. Esta amalgama de himnos desesperados que bebían de bandas míticas del calibre de X, The Beasts of Bourbon o los mismísimos The Drones terminó convirtiéndose en una promesa en ciernes.

Curtidos en garitos infectos y almacenes abandonados, The Braves no tardaron en llamar la atención dentro de la escena underground de las antípodad. Tras un rosario de singles del calibre de «Taipan» o «Suspiria», un EP con que llevaba el sugerente nombre de Contra Totura y ese fichaje por Spooky Records que devino el magnífico álbum All Throught Paradise, los de Melbourne se han sacado de la manga un nuevo disco pringado de guiños a la magia y la paranoia urbana. Hablamos de Carry on The Con, un álbum que recupera la ominosa atmósfera amenazante de The Birthday Party a la manera de unos Gun Club comandados por el mismísimo Jim Thomson. Que en la canción que lo abre, «Hanging Church», haya colaborado Spencer P. Jones (The Beasts of Bourbon) es el síntoma de que no hay mayor relevo generacional en el rock aussie que el que proponen estos tres jinetes de la tormenta.