A veces el recorrido que un creador emprende para confeccionar sus señas de identidad incluye tomar trayectorias variables y rodearse en dicho viaje de diversos y cambiantes acompañantes. La carrera de la catalana Joana Serrat ha estado marcada desde sus inicios por el sabor captado de un folk estadounidense que sin embargo, a lo largo de sus tres trabajos anteriores (Cross the Verge, Dear Great Canyon y The Relief Sessions), ha expresado indistintamente de forma artesanal, melódica o vaporosa.
En esta nueva grabación, y dentro de esa tradición por depositar su confianza en músicos internacionales, será Israel Nash quien ostente el cargo de productor. Una tarea que en realidad sobrepasa con creces, cediendo su banda habitual para tomar parte en una grabación llevada además a cabo en su estudio casero, que con la mención a la ubicación de este (Dripping Springs) en el título del álbum queda ejemplificada la importancia del papel adoptado por el estadounidense y su entorno. Unas recientes composiciones, dominadas por una ambientación predominantemente etérea e insinuante, con alguna excepción como el destello del dinámico folk-country que supone «Come Closer», que son especialmente propicias para que sobresalgan todavía más elementos como el excelente trabajo instrumental —jugoso y teledirigido para las necesidades de cada corte— y unos textos plagados de referencias a elementos de la naturaleza que decoran lo que se intuye un proceso de búsqueda vital.
Si es verdad que en «Candles» es capaz de mostrar esa faceta más delicadamente dramática y en «The Garden» desenvolverse por terrenos mayormente bucólicos o casi esotéricos, esa mezcla entre Laura Marling y Angel Olsen que parece adoptar por momentos rezuma contundencia —pese a la serenidad— en «Western Cold Wind»; deja colarse una base que nos remite a cadencias de rock’n’roll en «Trapped in the Fog»; suena a rotunda sobriedad envuelta de psicodélico acompañamiento en «Unnamed» o se sumerge en la nocturnidad, a lo The Walkabouts, en «Shadows of Time». Los cuatro discos publicados en tan solo cinco años hablan de la incesante actividad en la que la de Vic se zambulle voluntariamente para convertirla en fórmula con la que encontrar su plena identidad. Curiosamente es en este paso por la lejana Texas cuando asoma con más presencia y personalidad que nunca, depositando con la misma exquisitez que intensidad su manejo de las raíces.
KEPA ARBIZU