Los de Estocolmo son una entidad cambiante y activa. Los músicos entran y salen fijados por el sostén de los omnipresentes Matt Gustaffson (guitarra, coros) y Sam Riffer (bajo) y ese vaivén, que para otros podría significar un obstáculo insuperable, les concede registros variados y diferentes puntos de vista a la hora de componer. La actual formación ha abandonado casi completamente su lado psicodélico, así como el componente étnico —ni rastro de sitar y ragas hindúes— y espiritual, para centrarse en un sonido rematadamente clásico que ya se adueñaba de su anterior trabajo, Pioneers (2014), y que toma cuerpo esplendorosamente en este nuevo disco. Mucha culpa es de las cuerdas vocales de Samuel Björö, un cantante de timbre elegante y sobrio cuya manera de cantar es el faro que guía a unas partes instrumentales que, como escribíamos antes, se recrean en el hard-rock setentero de raíz blues que encandilará al fanático de la música fabricada entre los años sesenta y la primera mitad de los setenta. Canciones como la inicial «Secrets», la veloz «Growing Underground» o el imponente crescendo bluesy de «The Piper Won’t Let You Stay» —magnífica guitarra, brillante tarea vocal, precisa labor de Hammond— manifiestan su firme voluntad de no apearse del estatus de referente absoluto del retro-rock contemporáneo. Mención para esa divertida portada que homenajea al alimón a los Beatles y a Blue Öyster Cult.
MANEL CELEIRO