Pues no me ha acabado de convencer el debut de David Luning, y eso que la cosa es muy de mi estilo. Bueno, debut, a medias. Y es que David ya editó un disco autoeditado titulado Solo Drop On By, aunque aquello podría calificarse prácticamente de colección de maquetas. Luning era un estudiante del Berklee College de Boston que quedó prendado de la música de John Prine y, apoyado por los colegas, decidió grabar sus canciones de manera bastante precaria. A pesar de ello, lo que sí que es Restless es su debut en una discográfica de renombre en esto del Americana como Blue Rose.
Telonero habitual de gente como Jackie Greene o Phil Alvin, Luning ha intentado plasmar en el disco su concepción del rock americano, claramente enfocado a sonar en las listas. No es esto algo despectivo, quede claro. Él tiene claro que su música puede llegar a los charts y ayudado por la producción de Karl Derfler va a por ello. La cosa funciona, a ratos. Ciertamente hay buenos temas en el disco como la enérgica «Almost Sounds Like Laughing», «Drifting», con una deliciosa armónica inicial y reminiscencias a Will Hoge, o la intensa y oscura «Be Like Gold», heredera de los sonidos del Nebraska de Springsteen. Con ellas y alguna más se podía haber construido un disco más que notable, pero al meterse en sonidos tan enlatados como los de «Resteless Wanderer» o sobre todo ese «Different Piano Song» que pone punto final al trabajo, nos deja un sabor demasiado agridulce. Vender sí, pero no a cualquier precio.
Eduardo Izquierdo