Un servidor conserva grabada a fuego una imagen que protagonizó este nuevo talento de Nueva Orleans en el Primavera Sound de 2015. Jornada del miércoles en la sala Barts. Un segurata se propasa con un espectador que había sido animado por el artista a subir al escenario y tirarse al público. Forcejeos, un buen par de patadas bien dadas y Booker toma el control de la situación al grito de ‘’Soy de New Orleans, payaso, deja en paz al chico’’. Sin duda, este veinteañero con voz rota que apuesta por reinventar el soul, tiene una personalidad fuerte y propia y eso se ve reflejado en cada paso que da en su carrera, aun siendo un principiante que debuta en uno de los festivales de más difusión a nivel internacional. En esta nueva obra podemos apreciar que ese artista soul que colabora con la genial Mavis Staples en el corte que da nombre al disco, es capaz de flirtear con el garaje, el punk o las bases electrónicas para obtener una mezcla elegante, potente y equilibrada que acompañe esa característica voz. El artista se sentía bloqueado por la responsabilidad de estar a la altura en este su segundo disco, pero acabó inspirándose en el imaginario de Ciudad de México, lugar de contrastes que encendieron la llama creativa del nuevo genio de la música negra. Desde el intimismo que requiere mostrar los temores internos del aislamiento emocional en «The Slow Drag Under» hasta la rabia antisistema de «All Was Well», Booker nos demuestra su poliédrica naturaleza en la que todo tipo de sentimientos y sensaciones son susceptibles de acabar siendo una de sus canciones.
RUBÉN GARCÍA