Clase y virtuosismo. Dos palabras tan marcadas en la piel de Brian Setzer como los tatuajes que luce. Cuando vas a un concierto de este tipo sabes que asistes a una concentración de la esencia más pura de la cultura rockabilly. Es un dios para cualquiera que ame este género. Y por algo será. Desde el momento que pisa el escenario hasta el que lo abandona la sensación es la misma. Este hombre parece haber nacido allí. Pocos intérpretes tocan y cantan con esa naturalidad y derrochan ese carisma. En formato cuarteto, con el imprescindible contrabajo, batería y un teclista que también se pasaba a la guitarra en algunos temas, nos hicieron un recorrido por los temas más conocidos de Stray Cats, alguno de su orquesta y versiones de Carl Perkins, Bill Monroe y Louis Prima. Evidentemente se echa en falta a Lee Rocker y Slim Jim, pero no estamos como para quejas considerando la luz que irradia él solito.
Fue curioso el momento en el que Brian introdujo “Runaway Boys” mencionando a Dave Edmunds, al que le presentaron el tema en su día y toco la guitarra rítmica. “La vais a oír como la grabamos. Con dos guitarras”. Solo puedo poner una pega, y es personal. En los bises tocó “Sleepwalk” en solitario y eso parecío un clinic de guitarra. En plan, “mirad todo lo que sé hacer”, que evidentemente es mucho. Me hubiera encantado oírla con banda y sin tanta filigrana. Pero con los virtuosos esto ha de caer en algún momento u otro. Se despidió con “Rock This Town”, como era de esperar, y con un buenísimo sabor de boca jugué a ser ambicioso e insaciable y soñar con una próxima vista con los Stray Cats, o, carcajada general, con la orquesta.
Texto y foto: Javier H. Ayensa