EPs y singles recientes aparte, los dos únicos discos de Junkyard se caracterizaban por el punch callejero, la actitud peligrosa que rezumaban las guitarras y la voz anárquica de David Roach. Hard-rock de muchos quilates aderezado con mucha víscera, pero con dos diferencias. Mientras que Junkyard (1989), de forma lejana, podía tener un fondo en el blues más crudo y rasposo (caso de «Long Way Home» y «Hot Rod»), Sixes, Sevens and Nines (1991) tenía un pie en el country y la música con una composición ‘’mayor’’. High Water ahonda en ese pantano; ojo, lo que predomina, como es usual en ellos, es la garra y la estridencia errabunda. ¿Ejemplos? Ahí tienen «WFLWF» —lo que quiera que signifiquen esas siglas—, «Faded» o «Walk Away». Pero cuando ahondan en el acento ‘’forajido’’ aparecen con un puñado de canciones especiales, con cierto punto de introspección, y qué diantres, se les ve cómodos inundando su hard con esos contrapuntos. Así que mientras «Hell or High Water» es seca como un disparo, «’Til the Wheels Fall Off» es la mejor que canción que no ha compuesto Shooter Jennings desde Electric Rodeo y «Styrofoam Cup» apunta a ser uno de los mejores temas publicados este año. Volvieron a la vida en 2003 para actuar en el recordado Serie Z de Jerez, pero desde entonces se les pedía un tercer disco que ahora, catorce años más tarde, es ya una realidad. La espera ha valido la pena.
SERGIO MARTOS