Para encarar el proceso de gestación de su cuarto álbum en cinco años, la cantautora de Vic (Barcelona) viajó a la ciudad de Dripping Springs, Texas (USA) para trabajar con Israel Nash como productor en Plum Creek Sound, el rancho estudio propiedad del cantautor de Missouri.
En estas sesiones de grabación, Serrat reúne un excelente grupo de músicos de contrastado talento y trayectoria, habituales en grabaciones y directos de artistas como Midlake, BNQT, John Grant y el propio Nash: Joey McLellan, Eric Swanson, Aaron McLellan y Josh Fleischmann. A esta nómina de instrumentista se suman posteriormente Dave Simonett (líder de Trampled By Turtles) y Dennis Love (pedal steel guitar en Futurebirds). El ingeniero Ted Young (ganador de un Grammy con The Rolling Stones) se encargó de la grabación y posterior mezcla.
Durante los días de grabación, la química entre Joana y los músicos se sucede ininterrumpidamente, generándose una comunión y conexión más propia de una banda que lleva años ensayando y tocando juntos. Israel comenta que «es muy fácil trabajar con ella porque sabe a dónde quiere llegar y nos conduce a todos hasta allí. Sus letras son brillantes. Utiliza imágenes y colores para describir sus canciones y esa es la manera a la que estamos acostumbrados a trabajar».
Estamos ante el mejor álbum de Joana Serrat, el más completo, el más redondo. Un trabajo en el cual las virtudes de la catalana se ven aumentadas de manera exponencial: su composición e interpretación, su personalidad y ese intangible aúrea cautivador que desprende.