Otro disco al que hay que echar el guante es Shot through the Heart (Ghost Highway), la reválida de Bullet Proof Lovers tras aquel mini-elepé de presentación que tan grato recuerdo dejó. En los Bullet canta Kurt Baker, al que secundan músicos procedentes del mejor underground donostiarra de la escuela Buenavista —Nuevo Catecismo Católico, Discípulos De Dionisos, Brigada Criminal…— y claro, a estas alturas es bien sabido que para esta gente el criterio no tiene secretos y tampoco van a perder ni medio minuto si se trata de hacer alguna concesión. Su propuesta no deja del todo de lado el punk-rock al que han dado tan finamente desde siempre, pero su apuesta es aquí más clara por una mezcla entre algo de hard melódico, glam trapero y mucho power-pop de finales de los setenta, fiero todo y cortante hasta en lo que más se parece a un medio tiempo, donde el rock clásico encarnado por Cheap Trick —por citar uno de tantos— define bien el camino. Así se van sucediendo los riffs pesados y los solos bien trazados, cómodamente asentados sobre la argamasa que construye una sección rítmica tan sólida que parece impenetrable. Un disco muy de otro tiempo, que de haberlo pillado Greg Shaw en la época dorada del sello Bomp! ya os digo yo que lo habríamos visto hasta en la sopa. De aquel sonido e inquietudes poco va quedando —qué duda cabe—y es obvio que la gente está a otras cosas, pero producido de nuevo por Wyatt Funderburk —actual cantante de Explorer’s Club, ojo— esto suena de miedo. A muy buen rock’n’roll, sin ir más lejos, con todo lo que ello tiene de necesario y reivindicativo.
EDUARDO RANEDO
