Las barcelonesas siguen destilando su talento con cuentagotas, para desesperación de sus seguidores. Tres discos en siete años es muy poco para un grupo que no se caracteriza precisamente por un discurso elaborado ni una música excesivamente cambiante. Sin embargo, todo se les perdona cuando nos entregan una de esas palpitantes rodajas rebosantes de canciones (quince, otra vez) sencillas pero tremendamente pegadizas, con melodías perfectas, estribillos celestiales y guitarras punzantes pero amigables. En temas como «21 32 45 69» está contenida la esencia del pop perfecto, el que tira del hilo que va desde los grupos de chicas y el pop colegial de los primeros sesenta, pasando por los Beatles, los Byrds, el bubblegum, el power-pop, la nueva ola y los grandes grupos de melodías de los noventa como Teenage Fanclub o Fountains Of Wayne, hasta nuestros días. La presencia de las voces femeninas hace imposible no realizar alguna parada, durante ese viaje por la historia del pop, en grupos como B-52’s o The Breeders. En una época donde triunfa la neopsicodelia y el sonido abigarrado, ellas vuelven para reclamar su trono, el de reinas del menos es más, del pase cortito y al pie, de las canciones que enganchan desde el segundo uno y que no necesitan más de dos minutos para arrancarte una sonrisa y anclarse en tu memoria.
FIDEL OLTRA
