Honeymoon In Red fue un proyecto tan intenso como errático, testimonio de los últimos estertores de la no wave y verdadero síntoma sonoro de una cancerígena generación de músicos que albergó tanto ego como necesidad de epatar. Con The Birthday Party fascinados por Berlín a principios de los ochenta, el disco fue concebido originalmente como el debut de una nueva banda formada por rescoldos y satélites de la órbita Nick Cave: léase Lydia Lunch, Rowland S. Howard, Genevieve McGucking, Tracy Pew y Mick Harvey. Así lo presentó en su momento el propio Harvey, llegando a definir la historia como una empresa difícil de mantener en el tiempo. Entendámoslo quizás como una hoguera de las vanidades pospunk. Tras una accidentada grabación en los Game Studio de Kreuzberg con Foetus a los mandos, las cintas originales quedaron en suspensión animada durante años. En este lapsus, Thurston Moore entró en el juego incorporando guitarras y dejando su impronta en la mezcla final. Casi un lustro tardó la Lunch en dar salida a tamaña olla a presión, editando el álbum finalmente en su propio sello tras defenestrar al tándem Harvey/Cave que renegados, acabaron apareciendo en los créditos bajo los seudónimos A Drunk Cowboy Junkie y Dick Strum. El resultado fue la consecuencia lógica de cruzar lazos consanguíneos tan íntimamente ligados: un incómodo monstruo mutante con complejo de múltiple personalidad; una oscura pesadilla posindustrial donde se retorcían noise-rock, poesía maldita, cabaret y guiños a Gainsbourg. Su reedición en vinilo vía Bang! resuelve un débito con una época a reivindicar.
EMILIO R. CASCAJOSA