Con Short Movies aterrizó en un planeta en el que las guitarras eléctricas eran protagonistas, quizás fruto de su mudanza a Los Angeles, ella ponía tierra de por medio con un disco cargado de energía, había un plan distinto. Ese cambio fue aceptado, incluso vitoreado por la mayoría de los que hacen de jueces, pero de alguna manera, algo se había perdido por el camino. Ese nuevo impulso era necesario, igual que en Once I Was an Eagle se volvió más oscura y profunda, para romper con el estigma y huir de las coordenadas del folk. Y en Semper Femina no podemos decir que haya dado marcha atrás, pero en cierta manera se coloca en el lugar en el cual se siente más cómoda y segura. Curiosamente, cuando entra en contacto con la raíz, suena más que nunca a folk británico, a Sandy Denny y al motor de aquella escena. Sobre todo en la segunda parte del disco planta el centro de operaciones ahí, se libera girando las manillas del reloj. En cualquier caso, y paradójicamente, cuando brilla más es con un nuevo filón al que se aferra: canciones vestidas elegantemente y con arreglos (los músicos que la arropan se salen del mapa). Sin lugar a dudas, una pieza como «Don’t Pass Me by» marca otro camino, seguramente es lo más cerca que ha estado nunca de pisar el terreno árido de Lucinda Williams. Y en la inicial «Soothing» toma contacto con el universo astral de Aimee Mann. En fin, que Laura Marling pone cada vez una pica en Flandes.
TONI CASTARNADO