Con la presencia del trovador escocés la nostalgia flotó en el ambiente expectante del Café del Teatre de Lleida. Referente del folk británico de los años 60 e inicios de los 70 y comparado con el Dylan primigenio, Donovan cautivó a la predispuesta audiencia.
Sentado en un cojín, descalzo, las piernas cruzadas y rasgando su guitarra acústica de tonalidades verdes, su cálida voz nos envolvió desde los primeros compases de “Catch The Wind”. Introdujo algunas canciones como “Remember The Alamo” y “There Is a Mountain” con extensas disertaciones, explicando la génesis de las mismas y su relación con los Beatles.
Su repertorio no varió en demasía del que pudimos disfrutar en julio de 1997 en Bikini y en el FIB de 2003, ya que se nutre de sus hits de finales de los 60. En solitario no pueden apreciarse en todo su esplendor sus posteriores derivas psicodélicas pero no importó. Con su sola presencia, su emotiva voz y su guitarra acústica revaloriza la importancia de su legado con temas como “Colours”, ”Hardy Gurdy Man “, “Sunshine Superman” y el festivo ”Mellow Yellow” con el que se despidió después de unos 70 minutos de catarsis colectiva. No se olvidó de sus versiones de “Universal Soldier” ( Buffy Sainte-Marie) y “Little Tin Soldier”, y de “Donna Donna” versionada por Joan Baez, ni de “Season Of The Witch”.
Fue un Donovan ensoñador reivindicando la revolución bohemia de la época hippie.
Texto: Joan Corbera
Foto: Alex Martínez