Dice el autor que este es un disco de California Noir. Es decir, sobre el reverso oscuro y tenebroso del más rico, soleado y resplandeciente estado de los que forman parte de USA. De ahí ese misterioso título inspirado en el fallecimiento, nunca aclarado del todo, del rocker de Texas en la capital californiana. Con ese punto de partida Prophet rasca en lo que se esconde bajo esa capa de opulenta apariencia abordando temas espinosos, «Alex Nieto» trata sobre el asesinato del guardia de seguridad del mismo nombre, o recordando a los que se han ido, entre ellos David Bowie, en la conmovedora «Bad Years for Rock & Roll». Valorado en su totalidad el nivel de las canciones no llega al que exhibían las de sus dos predecesores, los admirables Temple Beautiful y Night Surfer, pero en ellas no se adivina ni un solo segundo de laxitud. Chuck es un experto en el difícil oficio de enseñarte cosas que ya aprendiste con una pedagogía tan inteligente y tan vital que hace que todo parezca nuevo. Sí, ya sabes lo que vas a encontrar cuando te enfrentas a una grabación suya, rock & roll, pop, retazos de new wave, estribillos de vuelta al ruedo, y sin embargo esas cartas escondidas bajo la manga que va sacando y repartiendo en todas y cada una de las composiciones, los coros de este disco son pura magia, hacen que invariablemente caigas de nuevo en la trampa y al acabar de reproducir el compacto no puedas más que musitar por lo bajini una vez más: “qué acojonantemente bueno que es el cabronazo”.
Manel Celeiro
Foto portada: Karen Doolittle