Si este país fuese otro país, uno mejor, se entiende, tendríamos un presidente que iría al cine en lugar de leer el Marca y un grupo como Stay llenaría salas y vendería discos como churros. The Mean Solar Times, el LP que publicaron en 2016, es su mejor trabajo hasta la fecha, el más sólido y cohesionado, pero no ha contado con la respuesta de público y crítica que merece. La música por la que fluye sangre británica ha dejado de ser una fórmula de éxito: los jóvenes han abrazado el trap y la música de la factoría indietex (Vetusta Morla, Supersubmarina, Izal…) se ha convertido en el refugio masivo del pop-rock.
Además, hay piedras inesperadas que se cruzan en su camino. A la misma hora de su concierto, Tabakalera programaba el excelente documental de Frank Zappa en la puerta de al lado y una parte del público melómano tuvo que elegir entre ir a un concierto o ver una peli. La sala Kluba es lo más parecido a estar en un estudio construido dentro de una nave especial. La acústica es inmaculada y tanto la forma geométrica del techo como las luces azuladas parecen aislarte del espacio exterior. A Stay, en cambio, le sienta mejor el olor a sudor de un cuadrilátero, el garito de toda la vida.
La última vez que el grupo barcelonés estuvo por aquí brillaron al sacar músculo y zafarse de la acústica de hojalata de un palacio de congresos. En cuanto suben las revoluciones -“Pinkman”, “Last Time”, “Smiling Faces”, “The Change Is Coming”- te meten de lleno en el concierto. No esconden sus influencias, al contrario: versionaron con éxito a The Kinks, los Bee Gees de antes de pasarse al disco y también a Buffalo Springfield, interpretada por el segundo guitarra. Da gusto ver una Rickenbaker en un escenario, entran ganas de descorchar una botella de champagne (Supernova) cada vez que se percibe el aroma de una bella melodía. El tiempo pondrá a Stay en su lugar. Como dijo el otro día el director de cine Ken Loach en un último arrebato de esperanza, “la historia no ha acabado, es algo dinámico”.
Texto: JON PAGOLA
Fotos: LORENA OTERO