Ya volvemos a tener noticias del Doctor Perro, con el ruido de fondo de esa rotativa musical que nunca para. Puedo verlos como aúllan, electrizados por esa frenética actividad que sobrevuela la banda. Observados en la distancia parecen una familia bienaventurada, una comuna de iluminados entregados al cosmos musical, lanzados a la meditación creativa, con una misión muy clara: la voluntad de evolucionar artísticamente, pero como pura opción personal, nunca atendiendo a exigencias externas. A su alrededor todo parece fluir armónicamente, porque si no díganme como son capaces de estar de gira casi permanentemente y sacar tres discos en un año. Primero nos entregan el primer directo de su carrera, el notable Live at the Flamingo Hotel, que teniendo en cuenta sus legendarios conciertos, llega incluso demasiado tarde. Después deciden regrabar The Psychedelic Swamp, el primer disco que sacaron como banda y que en su momento solo fue editado en casete. Una oportunidad de rebiografiarse y convertir ese primerizo minipimer sound o mini opereta indie en un disco de sonido maduro, rebosante de electricidad y boreal materia pop. Y como en una carrera de larga distancia, y antes de llegar a la meta, nos entregan Abandoned Mansion en el último resuello.
Ellos dicen en su nota de prensa que han hecho un disco de ‘’easy peasy listening’’. Pero a mí me parece una etiqueta demasiado guasona para refiriese a su nueva obra aunque uno sea conocedor de su humildad y capacidad de reírse de si mismos. Hay una cosa cierta. Han abandonado ese sonido sexy y cremoso que protagonizaba B-Room, ese soul a cámara lenta que succionaron de la atmósfera de su ciudad natal Filadelfia, para adentrarse en una prolija trama folk. Un disco que no tan solo los confirma como compositores sino también como brillantes productores, poseedores de un sonido envolvente y humeante. Un alud de canciones cargadas de pura chimenea armónica, que se entrelazan entre ellas alcanzando un corpus artístico único, con bajos ultra graves perfumados de gravedad, melodías preciosas cargadas de saudade, esponjoso sonido acústico y bellas orquestaciones que parecen compuestas en lo alto de una secuoya. Abandoned Mansion es un nuevo hito creativo en la carrera de Dr. Dog, su manera de cazar espejismos, de llegar a esos horizontes que muchos interpretan como viajes imposibles. Sin lugar a dudas su mejor disco desde Fate, que ya es mucho decir.
ANDREU CUNILL