El paso del tiempo parece no hacer mella en Röver. Justo cuando se cumplen tres décadas de la existencia de Los Deltonos lo encontramos inmerso en un ritmo de trabajo frenético y en un estado de incontinencia creativa más propio de alguien que está empezando. Mantiene a la banda madre en un excelente estado de salud, su último disco es estupendo, graba y produce en su estudio, lleva a cabo una carrera como cantautor en solitario y ahora edita el segundo paso de de su alianza con Goyo Chiquito (contrabajo) y Toño Baños (batería).
Un doble álbum contenido en un solo compacto con dieciocho composiciones en las que demuestra por enésima vez que el rock americano es posible en castellano. Me atrevería a afirmar que nadie como él domina en el viejo continente los secretos del country, el honky tonk, el ritmo y el blues o el rock de raíces en fín, eso que se dio en llamar americana.
Sigue afilando la pluma, impecable como desmenuza la lacra del desempleo con ironía y precisión en los apenas tres minutos de «Podré con Ello», dando lecciones maestras de dominio técnico, matrícula para el instrumental «Hallertau Hop», soltando temas que te cazan a la primera, «Las Muchachas», «Tatuaje», «Fetén», «Las Promesas» o la trepidante «El Desierto» y sorprender con la tonalidad jazzy de «Delirium». Sé que quizás es entrar en repetición pero es de justicia volver a destacar el peso de este hombre en la historia del rock hecho aquí. Respeto.
Manel Celeiro