Que estemos ante su debut en larga duración, no estamos hablando de un recién llegado: Marcel Pozo es un experimentado creador de canciones, que ha sabido zafarse de la tediosa etiqueta de “cantautor” para poder afianzarse en el rock de autor con atribuciones americanas. Tras un par de E.P. de situación, ha llegado el momento de su personal ajuste de cuentas mediante un álbum sin acolchados, lo suficientemente destilado como para que se puedan aprovechar cada uno de sus cortes. Composiciones superlativas y captoras, desde la homónima obertura, con la bella voz de Alexia Chellum y unas excelentes cenefas de eléctrica, el recorrido nos destapa a un artista que ha sabido beber de las dos partes del Atlántico, y que, en su mirilla, gente como Quique González, Santi Campos o José Ignacio Lapido, no deben estar muy alejados, tipos que seguro valoran los decorosos arreglos de «La Chica de Azul», su primer single. No desfallece en la trotadora «Viernes», con un deje al «End of The Line» de los sacrosantos Wilburys, y es que la herencia de Gram Parsons, puede ser sutil o palpable como en «Sin Marcha Atrás» – con una endiablada Steel guitar-. La afilada rockera «Ocho Treinta» nos muestra credencial de directo, sin obviar unos textos de los que te generan guiño de reconocimiento. Cierra el trabajo «Enrique», que, con clase y atino, hace un homenaje al mayor de los Urquijo, un cierre pop bluesero y una prueba más de su gran fondo de armario. Un primer round ganador.
Vicente Merino