Durante años, la cultura popular nos ha llevado a creer que la esencia más simple de la música radica en su ritmo constante, en una especie de adaptación fácil, rápida, y –por qué no decirlo– barata, de aquel maravilloso «que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son». Algo así como que lo fundamental en una pieza musical es el tic tac de un metrónomo irrompible. De acuerdo, las reglas están escritas, pero también es propio de la cultura popular el romperlas.
A eso juegan It’s Not Not en el fantástico Fool the Wise, que te entra por los ojos (¡qué portadón!), los oídos, y todos los orificios que descuides, hasta penetrar en tu cerebro para largarse de ahí apenas treinta minutos después dejando la habitación patas arriba.
Muy alejados del soliloquio de Pedro Calderón, ya sacudieron con las melodías entrelazadas de su antecesor Bound for the Shine (BCore, 2007… ¡nueve añazos!), pero aquí están soberbios, como en un suma y sigue que demuestra que su clase elaborando complejos entramados que se convierten en canciones efectivas, pegadizas y contagiosas, mejora a cada elepé. Los chicos vienen de Tokyo Sex Destruction, Standstill o The Unfinished Sympathy, pero It’s Not Not no es ni mucho menos el proyecto paralelo de ninguno, al que dedicar una atención residual, como el hobby que abandonas con el tiempo.
Este es un proyecto serio que ha adquirido su lenguaje propio, pulido a cada disco, que los ha llevado a temas rompedores («Resurrection», «Golden Rule»), que beben de lo mejor de influencias que van de un lado a otro entre At The Drive-In, Q And Not U o Television.
El cuarto elepé de estos catalanes consagrados por cuenta propia es la belleza milimétrica detrás del caótico disfraz, las texturas infinitas del teórico libre albedrío que encierra canciones enrevesadas donde todo vale, salvo el imponer las reglas propias del punk. Porque It’s Not Not también es punk en actitud y mensaje, pero de esmoquin; es el post-hardcore que utiliza los juegos de voces con maestría («We’re Gonna Get Out»), sin renunciar a la melodía pop o a la sátira («For Who Are You Here For»).
Y es que, por méritos propios, Fool the Wire debería ser uno de los lanzamientos del año para los fanáticos de la arritmia, los aficionados al savoir faire tan propio de las bandas de Washington D.C., o simplemente para los gustosos de las buenas obras. Eso sí, con un toque ecléctico. Así que, que no te engañen: su nombre es It’s Not Not, pero son un SÍ rotundo.
Texto: Borja Figuerola