Encuentros

Destino 48: Ensayo contra la ceguera

 

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Los Destino 48 han llevado a gala sus referencias inmediatas, con honra y sin rebuscar entre sus favoritos nombres que les dejaran en mejor lugar, sea esto lo que sea. El rock patrio desde los setenta hasta aquí, el que ha sonado y suena, el que se suma a The Band o los Dawes que les hacen enloquecer ahora.

 

Si te quitas los prejuicios es fácil que disfrutes de un segundo trabajo, Sol de invierno, que es de los que hacen bueno al difícil segundo disco. Un trabajo sorprendentemente maduro, honesto, cálido y sin artificios. Juzgar a ciegas es hacer un elogio de la ceguera, y no merece la pena.

Tres años desde vuestro debut ¿cómo ha sido la experiencia hasta ahora?

Bien, hemos aprendido un montón, cuando grabamos el otro yo tenía… veintiuno o veintidós años, grabamos con Miguel Herero en Acme, y era todo nuevo, y lo disfrutamos mucho, tocamos fuera y con gente que nos gustaba un montón, y pudimos comprobar que lo que hacíamos valía para eso, más allá del grupo de amigos, eso solo te vale para engañar un viernes, no para grabar y salir a tocar. Cuando fuimos teloneros de Leiva, de Mikel Erentxun, de Quique González… fuimos viendo que teníamos cada vez más público. Y eso nos hizo tomárnoslo todo más en serio y apostar por seguir y hacer un segundo disco, que era el objetivo, hacer un segundo y que supusiera un salto de calidad.

Prueba superada entonces ¿un poquito más oscuro, no?

Bueno, hemos pasado por muchas cosas, cambios en la banda, esto fue bastante jodido, porque cuando se fue Alejandro Saralegui fue un golpe, ya sabes, somos una banda de amigos, y de familia, y cuando uno se va, con buenas razones, eso sí, pues siempre es algo duro. Seguro que por eso es un poco más oscuro, también está compuesto en invierno y aunque tiene esos puntos de luz, es más introspectivo, creo que el título le viene perfecto y que el sonido es mucho más compacto también, por eso es tan importante el trabajo que han hecho Chapo y Antonio Pérez.

Es muy difícil hacer un buen medio tiempo y hay unos cuantos en el disco ¿es algo meditado?

Sí, mucho, es una forma musical que a mí me interesa mucho y es cierto que no es nada fácil hacerlo. Los medios tiempos tienen lo difícil de los dos mundos, tocar hacia atrás como en las baladas, yo estoy muy loco con un grupo que se llama Dawes, y que se hacen muy buenos medios tiempos, nosotros hicimos un curro tremendo de preproducción, tocando con el metrónomo, intentando de hecho tocar un poquito por detrás del metrónomo, y luego en el estudio Chapo, que es un loco del metro también, nos ayudó en esto, hay mucho curro de tempos, de entonaciones, por ejemplo ahora estoy llevando mi voz a donde está la guitarra o el bajo, y no al revés. Me volví un poco chiflado, la verdad (Risas).

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Antes comentabas de esos tonos cálidos, hay canciones en las que eso se nota especialmente en canciones como “500 días”, con los teclados, los arreglos de la sección de viento y demás ¿este tipo de canciones vienen de lo vivido o de los escuchado?

Yo creo que de ambos sitios, en este caso, respecto a la música, viene de Ray Montagne, que nos gusta mucho lo que hace, algo muy soulero, muy cálido, pero nada obvio. Tuvimos la suerte además de poder grabarla con los vientos de Leiva y esta canción que era un poco más balada pues fue por otro lado, pasó algo parecido con “Hortaleza”.

¿Cómo soléis trabajar?

Curramos por separado, yo suelo llevar el tema completo, como te dio soy un poco enfermo y me llevo ya los arreglos en la cabeza, de modo que trabajamos un poco por separado. Aunque en este disco al trabajar con la figura de un productor, o dos, el Chapo y Antonio, que no ha sido fácil para mí, nunca había enseñado canciones que no estaban terminadas, que es algo así como dejar que abra el cajón de cartas de tus novias un tío de Madrid al que no has visto en la puta vida (risas). Pero es la manera de avanzar, claro, sino estás todo el rato con tu propia mierda en bucle, gracias a trabajar así nos hemos dado cuenta de dónde queríamos llegar y el modo en que podíamos hacerlo. Cuando llegábamos por la mañana ya estaban trabajando, ya le habían dado vueltas, hay mucho trabajo ahí detrás.

Hay una canción, “Vagabundo”, en la que se nota especialmente la melancolía que decíamos antes…

Tiene una cosa bonita ese tema y es que la primera parte del tema es mía pero faltaba una segunda parte, le pegue un toque a Tomás Portero que es un amigo de Galicia, de una superbanda que se llama Sintestesia, es un tipo al que admiro muchísimo, un tremendo cantante, letrista y guitarrista, bueno pues se la pasé por mail y le conté, y creo que se la pasé a las 19:00 y las 23:00 ya me la mandó hecha, y por eso que dices del tema, para mí la canción habla del desarraigo geográfico, de la gente que se acopla a un sitio o a otro sin sentirse arraigado a ningún sitio particular, pero él se refiere al desarraigo personal, porque había tenido un tema y tal, y el estribillo es común, pero fíjate que habla de dos tipos de desarraigo diferente.

Bueno, ahora, tras el salto del segundo, llenar en Madrid ¿cuál es el siguiente paso que meditáis?

Bueno, creo que todo lo que hemos hecho hasta ahora nos ha mostrado que tú tienes que hacer el mejor disco que puedas, pero luego hay que moverlo, hacer toda la promo que se pueda e intentar tocar, tocar mucho, pero hacerlo en las mejores condiciones posibles y ante el mayor número de gente posible, trabajar muy bien el nivel local, el público local, y empezar desde ahí, no irte con la furgoneta a palmar pasta a cualquier sitio, porque luego te pasa dos o tres veces y no sales, o te deprimes, es mejor a la hora de salir elegir bien los sitios, y mientras ir haciendo cosas cuidadas en sitios bonitos por aquí. Lo de la Costello en Madrid fue muy bonito, sobre todo porque habíamos tocado una vez y había cinco personas (risas). El día que sales de casa, te metes en la furgo y llegas y ves que esta vez sí, que las canciones han calado, que la gente responde… en fin, qué te voy a contar.

¿Barcelona?

Pues mira, tenemos un proyecto para hacer el segundo videoclip allí, tengo una muy buena amiga que trabaja en una agencia potente y creo que sería una buena manera de conectar con la ciudad. Tenemos muchas ganas, tienes que decirme una sala adecuada en Barcelona.

Sidecar.

Pues Sidecar, entonces.

 Texto: Jorge Alonso

 

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Jorge Alonso.

 

 

 

 

 

 

 

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