Muchos debieron creer que tras la salida del multiinstrumentista Tyondai Braxton, a quien se le presuponía alma del proyecto, el futuro de los neoyorquinos pendería de un hilo. Afortunadamente, ya en calidad de trío, la “nueva” formación de Battles se ha reinventado a través de dos buenos discos y una renovada y sugerente encarnación de su directo. Para la ocasión, los americanos paseaban por Europa con las canciones de La Di Da Di (Warp Records, 2015) como excusa. En realidad, más que su más reciente obra, el interés a la hora de acercarse al Teatro Barceló residía en el atractivo de verles por fin en una sala, o, claro está, degustar su directo por primera vez en suelo madrileño. Con una sala llena (o poco faltaría) y un sonido que fue de menos a más, el trío hipnotizó a los presentes con esa suerte de rock marciano que les caracteriza. Habrá quien les acuse de pretenciosos o poco emocionantes, pero no parece que su música persiga tales finalidades. Lo suyo es un engendro en el que un minucioso trabajo de laboratorio halla un punto de encuentro con el sudor y la pegada del rock, especialmente en directo. El peso de tal pegada corre a manos de John Stanier, bestia parda de los parches otrora enrolado en los mejores Helmet, quien maneja el tempo y la intensidad de la actuación desde ese austero set de batería erigido pulmón y/o sala de máquinas. El impacto en vivo de piezas imaginativas como «Futura», «The Yabba» o la ya clásica «Atlas», resulta altamente evocador. En directo, su música parece el resultado de enchufar sus instrumentos, nuestras cabezas, a un cubo de Rubik. Sólo así se explica la capacidad epatante de unas melodías y una rítmica que siempre van más allá.
Texto y fotos: Daniel González