En esto del jazz, el mirar hacia el pasado está a la orden del día. La propia enseñanza de esta música (en la que por lo visto es esencial imitar a los modelos del pasado en cualquier momento de la formación), la existencia de un conjunto de temas que son familiares tanto para los músicos como para los aficionados (los standards), y la admiración y reconocimiento de los músicos actuales por algunos de sus predecesores hacen que el incluir versiones o dedicar proyectos a músicas en particular estén a la orden del día.
2016 nos ha traído sendas películas sobre Miles Davis y Chet Baker, músicos de jazz y trompetistas ambos. El primero, el príncipe oscuro, se encargó de devorar estilo tras estilo a lo largo de su carrera: cuando el resto todavía estaba intentando asimilar y poner en práctica sus novedades, él ya estaba en una nueva fase creativa, inventando una nueva manera de entender el jazz. Tampoco tuvo ningún problema en los años 60 de ampliar el foco de sus intereses para enganchar con el del rock, participación en festivales como el de la Isla de Wight incluída. Todo esto hace de la suya una figura fascinante, llena de aristas, recovecos, puntos por investigar, y a la que reivindicar. Y esto es lo que lleva a cabo el pianista Robert Glasper con la colaboración de la discográfica Columbia – CBS, con la que Miles Davis grabó durante décadas, y que tuvo la visión de guardar las muchas horas de grabaciones en estudio que Davis pasó plasmando sus ideas acompañado –siempre-, por músicos de primera talla. De ese modo, en Everything’s Beautiful (Columbia / Legacy) este pianista echa mano del repertorio de Miles y también de parte de lo grabado en esta discográfica, por una parte; por la otra está la colaboración de grandes no sólo del jazz como el guitarrista John Scofield, sino de personajes importantes como Stevie Wonder, Erykah Badu, los Hiatus Kayote, Bilal o Laura Mvula para volver a darle una vuelta al legado de Miles y realizar un tratamiento variado y actual absolutamente deslumbrantes… aunque quizás, tal y como pasaba con las grabaciones de Miles Davis originalmente, haya una parte recalcitrante de gente del jazz que no reconozca esta fusión de jazz, soul, hip-hop, funk y demás elementos como tal. En cuanto a Chet Baker, son varios los proyectos que en los últimos meses han vuelto su vista a su figura y legado. En su momento fue un músico muy popular, más por su faceta como cantante de baladas que como trompetista, con un aspecto que en los 50 podría recordar al de un James Dean. Décadas después llegarían su fallecimiento en Amsterdam al caer por una ventana de un hotel debido a sus problemas con las adicciones, y hace no muchos años el Oscar a un documental más bien vergonzoso sobre su vida (por lo visto lo del enfoque de un programa televisivo como Sálvame con unas ex hablando de otras ex no está sólo presente en España).
Volviendo a los proyectos musicales, Autour de Chet (Verve) es un CD que se podría calificar como colectivo, en el que el productor Clénent Ducol revisa algunos temas celebérrimos del repertorio de Chet Baker, contando para ello con múltiples duplas de trompetistas y vocalistas, apoyados por una base común de piano, contrabajo y batería, más la colaboración puntual de un cuarteto de cuerdas o incluso un arpa. Erik Truffaz, Stéphane Belmondo, Benjamin Biolay son algunos de los encargados de soplar las trompetas, mientras que Jose James, Ibeyi, Hugh Coltman, Sandra Nkaké se encargan de cantar. Producto mainstream, especialmente para un mercado como el francés en el que el jazz tiene una penetración a nivel popular y de ventas que ya querría nuestro mercado, lleva a esos temas a los terrenos del pop, de los y las cantautores “a la francesa”, la electrónica (sin abusar), y cómo no a los del jazz , buscando en más de un caso no realizar una simple imitación de la forma de cantar del gran Chet Baker.
Y de la tierra… a Saturno. En 2014 se cumplió el centenario del nacimiento de Herman Blunt, más conocido como Sun Ra. Pianista, compositor, visionario, es uno de esos artistas increíbles que ha dado el jazz, pero que debido a que nunca estuvo demasiado interesado en trabajar con las grandes discográficas, a veces resulta complicado que su trabajo se mantenga en circulación, y debido a ello este tipo de efemérides pasan de un modo un tanto discreto. A pesar de ello los mismísimos MC5 en su momento, o Yo La Tengo un tiempo después, lo han reivindicado. Dentro del jazz, el cantante y saxofonista francés Thomas de Pourquery publicaba en 2015 Thomas de Pourquery Supersonic. Play Sun Ra (Quark): una divertidísima puesta al día de la música de Sun Ra, que es una magnífica muestra de la capacidad que en nuestro país vecino tienen para aunar el jazz con elementos del rock, la psicodelia… en directo es de lo más divertido que uno se puede echar al coleto, aunque ya se sabe de la seriedad del público asistente a los festivales de jazz, con lo que los movimientos justo son mover un poco la patita, y aplaudir los solos y al final. Lástima que el verlos por los escenarios de nuestro país sea poco menos que imposible, pero eso lo dejaremos para otra vez.
Texto: Pachi Tapiz
