Encuentros

Knappa: «Dudo que el medio digital aporte profundidad»

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«Poco más de treinta minutos para desplegar la paleta de pop luminoso del proyecto de Mariano Gascón (compositos, cantante, guitarra), Knappa. Un proyecto en el que le acompañan Curro Caravaca (batería), Pedro Lantero (guitarra y teclados), y Javi Polo (bajo). Nueve temas vertebrados sobre un esqueleto de guitarras con muy buena mano derecha, nervios de acero, entusiasmo al micro y una pulsióin melódica que se abre aquí y allá en canciones que funcionan como estallidos de luz y voces bien emplastadas, melodías petty y guiós a grupos de hace unas décadas».

Con estas palabras comenzaba la reseña que nuestro compañero Carlos Zanón publicaba en el número de julio de Ruta 66. Eso nos ha animado a no quedarnos ahí y entrevistarle spara saber un poco más de ellos y su música.

Todo lo que he leído de Decorado Realidad son buenas críticas ante lo que muchos consideran uno de los discos del año. ¿Esperabais esa acogida?

Es un disco muy trabajado en el sentido conceptual, desde el sonido hasta el arte gráfico, pero es conceptual por necesidad, hay una realidad, una situación de incertidumbre social que afecta a estos tiempos, y hemos tratado de plasmarlo, de una u otra manera. Desde luego pensamos que es un disco de actualidad.

No es de extrañar, por otro lado, que con un equipo como el que hay detrás de este trabajo todo fluya con mayor soltura. ¿Es más cómodo trabajar confiando la producción a alguien como Josu García?

Se buscaba un sonido muy concreto, por lo que para obtener ese resultado había que encajar las piezas adecuadas. Existía un plan de trabajo claro y en el que por un lado la crudeza, dinámica y espontaneidad, la aportaba el Estudio Uno con Pablo Pulido al frente, y con Josu en la producción, te permite rebuscar en los sonidos de 60s y 70s con soltura, y encontrar texturas y timbres que hicieron una producción distinta.

Os han etiquetado rápidamente dentro de la escena indie nacional, etiqueta muy socorrida y pervertida por bandas que, irónicamente, han sacrificado descaradamente esa independencia. ¿Hay una escena alternativa, algo así como un indie underground, aún alejada de los focos del comercialismo?

Desde luego que existe y que es muy pujante en muchos lugares con especialmente hay escena en Cataluña, País Vasco y Madrid, donde la nota común es la diversidad. Quizás en esa escena alternativa hay un problema de falta de recursos, de forma que producciones imaginativas y muy creativas podrían llegar a un punto extra de difusión, si tuvieran los medios adecuados para producir, y muchas veces se quedan en el tintero temas de los primeros discos de una banda, cuando emerge de esa escena, y se conocen bandas de mucha calidad al tercer disco. Existe una escena en salas de 100 a 200 personas y que muy difícilmente trascienden al gran público a pesar de la dedicación, entusiasmo, cultura musical y gran calidad que demuestran.

En vuestra música confluyen desde el pop independiente de los noventa (tanto nacional como internacional) hasta los ricos tejidos armónicos de Triana, con trazas de psicodelia e, incluso, folk. ¿Cómo llega a mezclarse todo ello?

El principal motivo es la independencia creativa, y la búsqueda del misterio. Cuando una banda o artista suena distinto es por algo, por su formación, por las cosas que le han ocurrido. Knappa trata de buscar una personalidad propia pero indudablemente está impregnado de artistas que hacían las cosas de una manera distinta.

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Las líneas vocales de vuestras canciones brillan en un primer plano, retratando ásperamente las incertidumbres ante la realidad que os envuelve. ¿Cuánto hay de decorado y cuánto de realidad?

Las canciones tratan de reflejar la realidad actual en dos planos por un lado el personal y por otro el social. En el social se da la parte de decorado donde, ante la impostura o falsedad el individuo da pasos en falso, o sin prever una dirección, el decorado es la incertidumbre actual. De esta forma convergen en el disco y supone redondear muy bien el concepto.

Otro de los leit motiv en vuestras letras es el viaje, como metáfora del escape de lo cotidiano y de lo doloroso. Ante la adversidad de un entorno hostil, ¿es mejor huir hacia delante?

Hay veces que no queda más remedio que huir, y otras existe la posibilidad de enfrentarse. Huir en este sentido si surge de la racionalidad, es positivo, es ese escapismo hacia otros lugares lo que abre otras oportunidades. Muchas veces ese escapismo es metafórico y a lo que hace alusión es al interior. Es una posibilidad de cambio que muchas veces que está en la mano de todos, más allá de contextos políticos o laborales.

Muchos confiesan que, al acabar un disco, experimentan una sensación de vacío, una especie de alivio tras soltar una pesada carga. En vuestro caso, con un elepé de nueve pistas, ¿sentís que se os ha quedado algo en el tintero?

En cuanto a lo estilístico nos han quedado muchas cosas en el tintero, al ser un disco muy conceptual se buscó una estética adecuada para envolver esos nueve temas. Pero Knappa tiene muchas ideas que pueden llevar a otros lugares, o profundizar lugares incluso ya transitados en “decorado realidad”.

En plena era digital, en un tiempo dominado por las redes sociales, habéis decidido rehusarlas. ¿Es un intento de que os valoren por vuestro trabajo y no por vuestra presencia? ¿No creéis que podáis estar perdiendo un público que no llegue a conoceros?

Es indudable que existe un porcentaje de gente que no llegará a conocernos, pero la duda es si el medio digital aporta profundidad. El proyecto más que una colección de canciones busca el mensaje, busca el misterio a su vez. Cuando el creador artístico está muy cerca del público pierde esa distancia necesaria para que a cada uno que lo percibe le genere unas sensaciones y percepciones distintas.

Ante la dificultad para muchos a la hora de seguiros la pista, contadnos: ¿cuáles son los próximos pasos de Knappa?

Los próximos pasos es actuar en los lugares adecuados donde se puede entender este proyecto, y continuar trabajando las nuevas canciones que ya se están empezando a gestar.

 

Texto: Daniel Miralles

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