El siguiente capítulo dentro de la campaña de reediciones que de la discografía de Bevis están llevando a cabo los sellos Cherry Red y Fire tiene como protagonistas al bloque publicado entre 1990 y 1992. Son tres discos esenciales en su carrera, y probablemente los más indicados para iniciarse en las delicias psicodélicas de Saloman. Fueron los primeros en los que abandonó su modus operandi habitual hasta entonces —grabaciones en el cuatro pistas doméstico con un único protagonista, él— para empezar a emplear estudios profesionales, y lo cierto es que suelen aparecer con frecuencia cuando se trata de elegir el mejor Lp de su carrera. Realmente son discos similares, muy de marcar un ciclo, que grabó prácticamente de nuevo en solitario pero aquí con la ayuda del malogrado Martin Crowley a la batería y algunas colaboraciones puntuales como la de Barry Dransfield o de gente que luego sería presencia habitual en su trayectoria en disco o directo —como Bari Watts o el ex Hawkwind Adrian Shaw, su fiel bajista desde entonces—.
En ellos Bevis Frond va abriendo la puerta al pop —en New River Head aparece «He’d be a Diamond», que evidentemente marca un antes y un después— y adquiriendo progresivamente ese tono melódico que ha ido ganando terreno con los años hasta marcar definitivamente su camino a partir de la entrada en el siglo XXI. No se me entienda mal. Aquí hay aquelarres sónicos como para parar un tren, psicodelia de quilate y guitarras ácidas de cojones. Son líneas rojas innegociables, que entonces tenía más marcadas incluso que ahora. Tampoco falta la delicada cuota de folk tradicional que siempre supo hacerse un sitio en sus Lps. Pero empieza a no quedar nada de ese encanto tan naif como desquiciado que marcó sus primeros discos, y se aprecia cierta domesticación que si bien en nada hace desmerecer a los resultados sí, tal vez, pudo dejar un tanto a medias a quienes tanto conectaron con sus primeros pasos.
Respecto al interesante contenido extra, señalar que ya es conocido. En Any Gas Faster se incluye material del 12” Ear song y en los otros títulos se incorpora lo mismo que ya contenían las reediciones del sello Rubric, publicadas hace aproximadamente diez años.
Eduardo Ranedo
