Cierto, este es el pequeño gran hype del indie americano de esta temporada, pero ojo, hablamos de un veinteañero hipercreativo cuya facilidad para editar nuevo material no está en absoluto reñida con la calidad de sus canciones. Un tipo en estado de gracia, altamente creativo, cuya manera de acercarse a la música tiene mucho de huelga a la japonesa. Tras años de autoedición en la sombra, como decimos, siempre bajo un ritmo de edición frenético, Will Toledo, el tipo en cuestión, llama la atención de Matador, sello indie de pedigrí y elemento indispensable para catapultarle a un éxito que era ya un secreto a voces. Teens of Denial, es ya el décimo elepé del jovenzuelo además de su golpe definitivo. Un disco en el que las canciones, deliciosas, son un batiburrillo de sonidos indie y grunge –con altas dosis de Pavement– en el que no faltan ni guitarras ni el tan manido pero siempre bienvenido contraste entre estrofa calmada y estribillo bañado en distorsión. Pero por encima de todo ello, sobresale la voz de Toledo, cuyo imponente timbre suena adulto, creíble; como un híbrido entre Micah P. Hinson y Beck. Ah, y no dejen de googlear acerca del incidente legal que el mancebo tuvo con Rick O’Casek!
Daniel González