No debería ser necesario, a estas alturas, glosar las virtudes ni la importancia que The Pogues han tenido en la historia del rock. Pioneros absolutos en la mezcla del folklore irlandés con el espíritu del primer punk, son una banda fundamental para entender la evolución del rock en los ochenta y lo que hoy día se conoce como celtic punk. Un tributo como Dios manda era pues imperativo.
El que nos ocupa –editado en Rusia, ojo al dato- es el primero a nivel internacional, al menos que yo sepa, y decimos internacional por no decir universal, porque el listado de músicos que participan tiene un alcance geográfico pocas veces visto en un disco de estos. Así, artistas de países más o menos previsibles como Estados Unidos, Inglaterra o Italia, conviven con grupos polacos, ucranianos, eslovenos, bielorrusos…¡y hasta indonesios! Toda una hornada de nuevas y no tan nuevas bandas adscritas al estilo versionan con mejor o peor fortuna el excelso cancionero de MacGowan y sus muchachos, y no se ponen por poco. Veintisiete temas nada menos se zampan. Desde clásicos del calibre de ‘Streams Of Whiskey’, ‘Turkish Song of the Damned’, ‘Fiesta’, ‘Fairytale of New York’, ‘A Pair of Brown Eyes’, ‘If I Should Fall from Grace with God’ o ‘Birmingham Six’ a otros muchos menos obvios, caso de ‘Curse of Love’, ‘Oretown’, ‘The House of Gods’ o ‘My Baby’s Gone’ de ‘Waiting For Herb’, ya sin Shane.
Como dicta el tópico en estos casos, pues lo de siempre. Versiones muy trabajadas, versiones cojonudas, versiones justitas y alguna que otra bizarrada, pero una sensación, en conjunto, de frescura y desparpajo. Y es que con una banda como ellos tampoco hay que ponerse solemne, porque aunque parieran docenas de canciones emocionantes casi hasta la lágrima, y legaran otros tantos clásicos impepinables, siempre se tomaron a sí mismos como lo que eran: unos putos gamberros, borrachos y pendencieros, tan canallas como adorables. Este tributo, en ese sentido, les hace justicia.
Eloy Pérez
