Es difícil no haber oído hablar ya de Los Hermanos Cubero. Con su propuesta que rescata la música tradicional de la España más profunda llevan un montón de años pateándose los escenarios de todo el territorio nacional porque como asegura HendriK Röver en un texto incluido en su último disco “cada uno pone sus Apalaches donde quiere”. Y ellos lo han hecho en la península, mientras editan singles y elepés. Arte y Orgullo, recién publicado, ha coincido con su fichaje por El Segell del Primavera y por ahí empezamos nuestra enésima charla.
¿Qué supone para vosotros el fichaje por El Segell del Primavera?
Es una oportunidad de oro, imagínate, porque vamos a empezar a llegar a más gente sobre todo y al final eso es lo que persigue un músico. También supone algo de responsabilidad añadida porque llevas mucho tiempo esperando algo así y no puedes defraudar. Fue muy curioso porque nos llamaron y en apenas tres días lo habíamos cerrado todo.
Os he entrevistado muchas veces y me doy cuenta que nunca os he preguntado cómo empezó vuestra pasión por la música tradicional, por el folk hispano. Imagino que vuestros padres tendrán algo que ver.
Pues te equivocas. Deberías haberlo preguntado antes (risas). Nuestros padres no escuchaban este tipo de música sino que tenían los discos típicos de Elvis o los Beatles. Fue poco a poco que por nuestra cuenta nos fuimos interesando en este estilo, en lo que cantaban viejos trovadores, dulzaineros, etc. Éramos los raritos de la clase (risas).
Tengo la impresión de que durante un tiempo lo habéis seguido siendo y la gente se acercaba más a vosotros por freakismo que por otra cosa ¿os molestaba?
No, y tu apreciación es totalmente cierta. Venían para ver a dos tipos raros con corbatas estrafalarias y trajes cantando canciones antiguas, pero era cosa nuestra conseguir que nos acabaran tomando en serio y, al final, creo que no nos ha ido tan mal.
Venga, sé que había cosas que mucha gracia no os hacían.
Hombre, que estuvieran todo el día preguntándonos en las entrevistas por las corbatas no era agradable cuando te lo curras y quieres que se aprecie su música pero al final te acostumbras ¡si eran trajes y corbatas compradas en el Corte Inglés!
En el nuevo disco muchos cambios no hay ¿no?
A ver, al final nuestro estilo está muy delimitado y no hay muchas posibilidades de hacer grandes evoluciones o experimentaciones pero sí se pueden trabajar mejor las melodías, incidir en el trabajo instrumental, hacer mejores letras… Eso es lo que intentamos disco a disco. Si tuviéramos la impresión de que ya lo hemos hecho todo tendríamos que dejarlo por dignidad.
¿Se puede hacer música tradicional y hablar de temas actuales?
Por supuesto. Es lo que intentamos nosotros, de hecho. Fíjate, Bill Monroe, uno de nuestros grandes ídolos hablaba de todo en sus canciones, no solo de vacas o carruajes. La tradición no está reñida con la actualidad.
Vosotros empezasteis con un grupo de bluegrass, de hecho.
Exacto y mira como hemos acabado (risas). Es que en el fondo es lo mismo. Es música tradicional, en Estados Unidos tienen la suya y aquí la nuestra. Tampoco podemos negarte que al ver lo buenos que son los norteamericanos haciendo lo suyo pensamos que para qué competir, así que nos dedicamos a algo en lo que al menos aspirar a ser mejores (risas).
¿De dónde sacáis esas melodías, esas ideas? ¿Os tengo que imaginar todo el día escuchando discos del estilo?
Es que son los que nos gustan pero también oímos muchas cosas. Por ejemplo hip-hop. La forma de decir las cosas del hip-hop nos influye mucho a la hora de escribir nuestras letras y explicar los temas de una determinada manera. Quizá pueda sonar extraño pero es así.
¿Alguna vez os habéis planteado como hacen bandas como Hayseed Dixie coger los discos o canciones actuales y llevároslas a vuestro terreno?
La verdad es que sí, pero nunca nos hemos atrevido a dar el paso. No cerramos esa puerta en absoluto aunque de momento todavía tenemos muchas ganas de decir cosas nosotros antes de meternos en las versiones de esa forma. Nosotros ya versionamos temas tradicionales pero lo que dices lleva un trabajo admirable y muy denso si se quiere hacer bien. Algún día, no lo descartes.
Eduardo Izquierdo