Otro puñetazo encima de la mesa de un Sturgill Simpson que se confirma con cada uno de sus pasos en el más firme candidato a reinar en los sonidos cercanos al country en los próximos años. Parapetado tras un supuesto disco conceptual destinado a que su recién nacido hijo sepa transitar por esta vida que nos ha tocado, Simpson se adentra en terrenos hasta ahora no explorados en su música para marcarse otro álbum de órdago. Es el soul en esta ocasión el lugar en el que el de Kentucky ha parecido encontrar lo que necesitaba para vestir las nueve canciones de este disco, cosa en la que por cierto han tenido mucho que ver los vientos de los infalibles Dap Kings. Sin límites, una bofetada en la cara a aquellos que acusan al género de inmovilismo y de paso a los que únicamente saben encontrar bondades en todo aquello que tenga más de 30 años. Un álbum soberbio en el que las ocho composiciones originales de Sturgill brillan con luz propia, dejando la versión de «In Bloom» de Nirvana como una simple anécdota que, por otro lado, encaja a la perfección en un conjunto de temas pensado y trabajado. Bob Wills, Waylon Jennings, Hank Williams y Johnny Horton han invitado a Otis Redding para brindar por el nuevo rey. Él ha aceptado con mucho gusto.
Eduardo Izquierdo