El verano ha llegado a Nueva York. Y con él los conciertos al aire libre. BRIC Celebrate Brooklyn! es una de las citas ineludibles donde se encuentran los hipters y molones habituales con familias dispuestas a hacer un picnic sobre una manta de cuadros, mientras disfrutan de buena música de fondo. Pues bien, esta última no era ni mucho menos la intención de quien esto escribe. Confieso que llevaba esperando este día mucho tiempo, quizá demasiado. Incluso había pactado con un buen (y sabio) amigo que, si hiciera falta, nos iríamos a Reikiavik con tal de ver al barbudo de voz profunda.
Ray Lamontagne se hizo conocido para el gran público a través de su tema Trouble, incluido en la banda sonora de la película A Lot Like Love, donde actuaba ese cañón llamado Amanda Peet. Desde entonces, ha seguido haciendo discos con regularidad, regalándonos melodías desgarradoras y afrodisiacas. Cada uno de sus álbumes es diferente y único. Ha sido producido (y admirado) por popes del establishment como Dan Auerbach y, en su último trabajo, Ouroboros, por Jim James, vocalista de My Morning Jacket. A lo largo de su discografía, ha viajado desde el folk más tradicional al uso de sintetizadores electrónicos, pero sin olvidar nunca el pedal steel. Y siempre acompañado por esa voz profunda e inconfundible.
Creo que una vez leí que odiaba con todas sus fuerzas salir de gira, que lo único que le interesa en esta vida era pasar tiempo con la familia en su granja situada en el remoto estado Maine. Pues bien, en estos momentos, el otrora zapatero Mr. Lamontagne ha salido de su guarida y está recorriendo algunos teatros y parques del país norteamericano. El concierto comenzó con media hora en acústico, en donde dejó claro que no olvida su raíces. Burn, Jolene y Like Rock & Roll and Radio se sucedieron como rayos en una tormenta veraniega. En ese momento, Lamontagne saludó tímidamente y dijo que hacía mucho tiempo que no visitaba la plaza en la que se encontraba para, a continuación, interpretar magistralmente, junto a su inseparable armónica, New York City’s Killing Me. Empty es uno de los temas más mágicos del artista y nos puso los pelos de punta. Concluyó el set acústico con Trouble. A partir de entonces, aparecieron los guardaespaldas de lujo con los que se encuentra viajando en estos momentos. Se trata de My Morning Jacket, con la excepción del citado James, e interpretaron Ourobors al completo. Fue pura magia. Acordes interminables, baterías profundas, guitarras perfectas encajaban como la última ficha de un puzle de cien mil piezas. Hubo espacio para los temas de su disco anterior y sonaron Supernova y Airwaves, esta última alargándose casi diez minutos con estallidos de voz continuos del artista. La magia se terminó con Julia y All The Wild Horses. Fueron dos horas y media de recital que retumbarán en mi cabeza por mucho tiempo.
Texto y foto: Pepe Maza
