Encuentros

Richmond Fontaine: Todos queremos tener algo bonito

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“Lo único que quiero es tener algo bonito”, confiesa Timothy Hutton a los pies de un billar en una de esas escenas de Beautiful Girls en las que languidece borracho. Veinte años después, el nuevo disco de Richmond Fontaine podría encajar perfectamente como banda sonora retroactiva de la película de Ted Demme. You Can’t Go Back If There’s Nothing To Go Back To, la nueva referencia del grupo tras 5 años de silencio discográfico, es precisamente eso, un testimonio de vida, de un camino a medio hacer todavía. El grupo de Willy Vlautin recupera su mejor versión dos décadas después, y lo hace, como en Beautiful Girls, a partir de la reunión de unos viejos amigos.

Han pasado 5 años desde vuestro último disco de estudio. ¿Qué ha pasado en todo este tiempo?

Nuestro bajista, uno de los fundadores de la banda, se mudó a Dinamarca con su familia y simplemente dejamos de tocar. No sabíamos qué hacer sin él. Sean (Oldham) y yo empezamos a tocar en The Delines, y Dan (Eccles) se metió en dos bandas más. Así que simplemente seguimos nuestros caminos; somos todos amigos, y como no sabíamos qué hacer, simplemente dejamos que siguieran nuestros caminos y, entonces, cuando nos encontramos en una fiesta nos dimos cuenta de que hacía mucho que no tocábamos juntos y decidimos volvernos a juntar para grabar un disco.

El nuevo disco se llama You Can’t Go Back If There’s Nothing To Go Back To. Después de casi 20 años, ¿sientes que tienes que volver a algún lugar?

Bueno, realmente en lo que tenía interés cuando estaba escribiendo las canciones de este disco era en reflejar la vida de algunos amigos que habían estado viviendo todo este tiempo alocadamente, yendo a muchas fiestas y tratando sus cuerpos como si nunca se fueran a romper, y ahora estaban teniendo problemas de salud. Pensé mucho en eso cuando componía este disco. En el precio que tienes que pagar por la vida que llevas. Todo sale de ‘I Got Off The Bus’, en la que un hombre que vuelve a su pueblo después de años lejos y se da cuenta de que ha quemado muchos de los puentes que le unían a los demás; vuelve a casa pensando que hay algo a lo que volver, pero descubre que lo destruyó todo. Es esa idea de pagar un precio por lo que has hecho.

Este es vuestro décimo disco de estudio. ¿Qué ha cambiado, y qué se mantiene, desde los 90?

Bueno, con suerte creo que seremos mejores músicos (risas). Sabemos hacer discos y cómo queremos que suenen, sobre todo gracias a la ayuda del productor John Askew. Cosas que se mantienen… Todavía tengo un estilo oscuro de escritura; siempre pensé que, conforme me fuera haciendo mayor, me volvería más luminoso; y creo que, a pesar de que lo son, las letras tampoco son tan góticamente oscuras como lo solían ser. También es cierto que hemos bajado el ritmo un poco, ya no tocamos tan rápido como antes, quizá; pero eso no tiene nada que ver con la edad.

Hablemos de The Delines y todos los proyectos paralelos. ¿Os hacen mejores músicos cuando entráis a grabar como Richmond Fontaine?

Te cambia, eso seguro. Escribir para The Delines, para Amy (Boone), te hace sentir mucho más seguro. Es escribir para una cantante de verdad. Creo que este disco es uno de los momentos en los que mejor canto, y desde luego eso me ayudó. En ese sentido, también me ayudó a sentirme más libre, porque pude escribir canciones que normalmente no estoy habituado a escribir para mí. Ayuda mucho, sí. En mi caso, The Delines y escribir mi novela creo que me ayudan sin ninguna duda en Richmond Fontaine y en este disco.

bar pic 2016 Richmond Fontaine

Escuchando vuestros discos y viendo el éxito y la buena acogida de grupos como Dawes, ¿crees que es un buen momento para el americana?

Ciertamente siempre va a haber gente que lo hace muy bien. Bob Dylan o Neil Young son capaces de trascender la música de raíces (roots music), pero ellos son roots music. Pero, al margen de esto, yo creo que la americana nacio para ser más pequeña que todo eso; es cierto que hay épocas en las que es más o menos popular, pero creo que nunca será main, mainstream. Es lo que es. Lo supe cuando empecé a hacer este tipo de música; es un tipo de música bastante fría, creo.

Hablando de vuestra idílica relación con España. ¿Qué crees que ven los españoles en Richmond Fontaine?

Para ser honesto, no tengo ni idea. Cuando le gustamos a alguien siempre es una buena noticia, un alivio. Personalmente, España es mi país favorito. ¡Sueño con España a menudo! (risas). Así que es una gran suerte para nosotros poder ir siempre a España. También con The Delines.

¿Os sentís más reconocidos, en este caso, lejos de Estados Unidos que dentro?

Sí, probablemente seamos más conocidos en Inglaterra o Irlanda que en Estados Unidos. Creo que tiene que ver con que decidimos no hacer giras todos los años porque yo siempre estoy escribiendo y los demás también tienen sus proyectos; y de repente empezaron a llegarnos ofertas de Europa, y esas sí que las aprovechamos porque nunca habíamos estado. Creo que simplemente nos concentramos más en Europa desde 2005 y dejamos de viajar por Estados Unidos.

 

Texto: Jorge Salas

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