El músico de Burriana publicaba a finales del pasado año su quinta referencia, “Historias Mínimas”. Un disco abierto, cubierto de matices que van desde la tradición del folk norteamericano a sonidos más patrios de bandas y solistas de los setenta, todo aderezado con diferentes elementos que enriquecen el sonido final, haciendo un trabajo amplio en arreglos, y en el que cuenta con las colaboraciones de Xoel López, Mikel Erentxun y Fabián. Hemos hablando con Tarancón sobre el proceso de grabación y las colaboraciones, entre otras cosas. Esto es lo que nos ha contado.
Has tardado tres años en publicar un nuevo disco como Manolo Tarancón, aunque es cierto que entre medias pusiste en marcha Reno.
Los que somos un poco enfermos de esto, pese a las circunstancias, ocurre que al final no lo puedes evitar y siempre acabas lanzándote de nuevo. Aunque el proceso de grabación han sido dos años, si que estuve un año parado que me ayudó a replantearme ciertas cosas.
Dos años de grabación es un proceso largo para pensar bien las cosas.
Cuando he ido a grabar en anteriores discos al Puerto de Santa María con Paco Loco, tienes que plantear las grabaciones de una forma concreta. Tienes el tiempo limitado, y en ese tiempo tienes que empezar y terminar. En este caso quería cambiar el proceso totalmente. Hablé con Carlos Soler y empezamos a plantear canciones sin límite en el tiempo. No queríamos hacer una grabación al uso: grabar primero las baterías, luego bajos, etc. Hemos querido tratar las canciones cada una independiente de las otras. Y creo que eso se nota. Ha venido bien.
¿En todo este periodo se ha quedado alguna canción por el camino que al final no ha entrado en el álbum?
Se han quedado un par de temas, uno de ellos iba a salir como bonus track, únicamente con guitarra acústica, pero finalmente decidí darle más vueltas. Ya veremos en el futuro. Cuando empezamos a grabar el disco solo tenía seis temas compuestos. De alguna forma es un método que yo mismo me aplico para ponerme las pilas. Había bocetos, pero acabadas seis, durante ese proceso han salido las otras cuatro.
Sin embargo en este tiempo pusiste en marcha Reno, en el que escondías tu nombre detrás de un grupo.
Sergio Sanisidro, de Torre de Control, me comentó que su banda estaba a punto de desaparecer, y tenía muchas ideas. Yo estaba un poco quemado con el disco anterior, en parte porque no se habían cumplido las expectativas. Me plantee formar una banda de cuatro componentes en la que cada uno tuviera su 25%. Yo formaba parte del grupo, de hecho, la mitad de las canciones las firmaba Sergio y las otras yo. Es un proyecto puntual, no ha desaparecido, y posiblemente anunciemos algo en breve. Al mismo tiempo doy rienda suelta a mi vertiente más eléctrica. Eso en parte ha propiciado que este disco sea más acústico y más cristalino.
¿Gracias a Reno te has quitado electricidad?
Siempre solía aparecer algún momento más eléctrico en anteriores discos, y en este el aspecto más oscuro o más roquero ha quedado de lado. Claro, el tocar con Reno ha hecho que haya saciado de mi vena eléctrica y me planteo más las cosas como cuando empecé con mi nombre.
Ya habías colaborado con Nacho Vegas con anterioridad, y en este disco cuentas con la participación de Xoel López, Mikel Erentxun y Fabián. ¿Te gusta que se acerquen a tu música gente con la que tienes cierta afinidad?
A veces ni siquiera esperas que te digan que sí. En el caso de Xoel López coincidí con él en el Monkey Week y le di el disco anterior, “Reflexiones”, le gusto mucho y de alguna forma siempre estaba dispuesto a colaborar. Pensé que «Casa vacía» le podría encajar, se la mandé y le gustó.
¿Cómo llegas hasta Mikel Erentxun para que participe en “Cosas que nunca te dije”?
Le mandé varias canciones de las que estaban premezcladas, y yo sabía que la que le iba a gustar era esa, por la raíz americana que tiene, por el slide, la afinación abierta… Me imaginaba que era la que me más le podía encajar por su registro, le costó, pero al final, se quedo con esa. Creo que elegimos bien.
Y por otro lado Fabián, con quien compartes sello discográfico.
Fabián y yo somos amigos, y hacía tiempo que hablamos de una posible colaboración. Pensé en “Volverán” por lo que cuenta la canción. Habla de levantarse después de caer, y volver caer; de no perder la ilusión, y en ese sentido hay mucha complicidad.
La producción del disco corre por tu cuenta al alimón con Carlos Soler (Damien Lott). ¿Es farragoso hacer la composición al mismo tiempo con la producción?
Sobre todo al ver la perspectiva de lo que estás haciendo, pero siempre me he metido de alguna manera en la producción de todo lo que hago. En Reno, aunque la producción está firmada por todos, también me involucré bastante. Ahora, de hecho estoy produciendo a otras bandas y a otros solistas. Es algo que siempre me ha gustado. En el caso de mis canciones tiene un componente más delicado, pero al contar con Carlos, que es una persona muy abierta, los dos proponíamos cosas, y al final se quedaban o se descartaban. Nunca hubo ni medio problema en el hecho de producir juntos. La canción nacía con una guitarra acústica y la voz y a partir de ahí empezábamos a vestirla.
Texto: Raúl Tamarit
Foto: Eva HM