Sabíamos que venía en formato acústico y sin banda y que por lo tanto los temas del notable álbum New View (tercer disco en solitario) sin ya The Fiery Furnaces, no sonarían igual. Pero no fue su noche. Venía de París y ahí se quedó su maleta y su talento. Estaba apática, cabreada. Nos explicó y se disculpó por ir vestida con ropa sucia del avión y sin haberse lavado los dientes. ¿Acaso ese es un motivo para no entregarse a su público? Desgranó el cancionero de sus tres discos en solitario abundando en New View que contiene joyas como «He Didn’t Mention His Mother» o «Sweetest Girl» (que por cierto sonaron). Pero no se le veía cómoda. Sólo hacia el final del evento se soltó un poco y moduló su bonita voz. Cometió errores de calado a la guitarra equivocándose con los acordes (algo que un servidor prácticamente no ha visto nunca en un músico serio que se precie). No quiero ser malote pero así ocurrió y así se lo explico. El merchandising también se quedó en el aeropuerto de París. Pero no se merecía la compra de nada. Duro. Es un negocio muy duro pero las entradas son caras y cuando uno quiere pasar una buena noche y rendirse a la música y termina bebiendo con el amigo sufridor al que has engañado a bajar al Jamboree es que algo ha salido mal.
Texto: Jordi Sánchez
Foto: Sergi Fornols