En el colectivo donostiarra Ayo Silver! son expertos en liarse la manta a la cabeza. Montan más conciertos que nadie, editan discos, se embarcan en giras y sus festivales (Lurrazpiko Festa y Txiki Psych Fest) se han convertido en citas ineludibles del underground donostiarra. Pero, además, lo que suele ocurrir con Ayo Silver! es que conviene atender la letra pequeña y no dejarse llevar -al menos, exclusivamente- por los grandes nombres del cartel.
El plato fuerte de esta tercera edición era sin duda la mítica banda brasileña Os Mutantes que deslumbró a finales de los sesenta con su particular relectura de la música psicodélica. La banda sobrevive gracias a la vitalidad y el empuje de uno de sus miembros originales, el guitarrista y cantante Sergio Dias, guardián de las esencias del grupo. En Intxaurrondo dejaron el pabellón del tropicalismo bien alto. Y derrochando simpatía y con concesiones a sus inicios -qué maravilloso es su debut de 1968 con “Bat macumba”, “A minha meninha”…- se ganaron a todo el mundo.
Hasta aquí lo esperado: las leyendas sacando lustre a su pasado. Pero la chicha con las citas de Ayo Silver!, como decíamos, suelen estar en los actores secundarios. En los otros. No seríamos más de 25 personas a primera hora de la noche, cuando los vascofranceses Polygorn subieron al escenario. Mejor en directo que en estudio, dicen que su música es una especie de viaje cósmico. Y así es: rock instrumental con paradas en el kraut y el post-rock. Sin duda, de lo mejorcito de la noche fue la robusta actuación de los zaragozanos My Expansive Awareness. Qué manera de aporrear los teclados. Psych rock del bueno. Fue lo más parecido que estuvimos de ver a Black Angels. Y eso son palabras mayores.
Otro momento que no debería pasar desapercibido es la descomunal versión de Love (“A house is not a motel”) que se marcaron los tejanos The Ripe, claramente de menos a más. Hubo algún desajuste con el sonido (¿la guitarra de Jorge Explosión no estaba demasiado alta y su voz bajita?), pero supieron darle la vuelta a la tortilla. Su golden psych pop no se rinde tan fácilmente.
Y para el final las dos propuestas más alejadas, en un principio, de la filosofía psicodélica. O no. Funcionó la oscura traca electrónica del dúo Fasenuova, que puso a la gente a bailar casi como si estuvieran ante sus ídolos paganos de discoteca. Fueron los no-djs de la noche. Y entre medias, otro dúo, Hölograma (en la foto), que mezcló el sonido de sus cacharros electrónicos con tics guitarreros. La visión caleidoscópica y abigarrada de Ayo Silver! da para estos experimentos y muchos más. Siguiente parada, el festival Lurrazpiko Festa a finales de enero de 2016. Las espadas están en todo lo alto. El cóctel de la anterior edición fue explosivo.
Texto: Jon Pagola
Fotos: Lorena Otero