Encuentros

Will Johnson: «hacer un disco es una terapia» (nuevo disco y gira del ex-Centro-matic)

Austin-based musician WILL JOHNSON. 2013.
Austin-based musician WILL JOHNSON. 2013.

Will Johnson no para. Publicó un disco hace tres meses y ya está pensando en nuevas canciones. “Grabaré otro disco en primavera, y tengo que terminar el segundo de Overseas [la banda que formó en 2009 con David Bazan y Matt y Bubba Kadane].También reeditaré el EP The Little Raider.”, explica. Mientras pone en orden su agenda, el músico de Missouri presenta en España Swan City Vampires (Undertow). Las fechas: del 15 al 20 de diciembre en Sevilla, Zaragoza, Madrid, Barcelona, San Sebastián y Ourense, respectivamente. En su quinto disco en solitario, Johnson se lame las heridas tras la muerte de su madre y la disolución de su (gran) banda: Centro-matic. Como las diez canciones del álbum, cada respuesta que da huele a meses de meditación. Silencio. Habla un tipo que está resurgiendo de sus cenizas.

En tu nuevo disco predomina el sentimiento de pérdida. ¿Cuál es la relación entre el dolor o la pérdida y la creación?

Hacer música es en sí mismo una terapia, tanto en los buenos como en los malos momentos. Este disco nace a partir de dos de acontecimientos difíciles: el fallecimiento de mi madre y la ruptura de mi banda después de 18 años. Era imposible que algo de eso no se metiera en las canciones. Venía de sufrir dos grandes cambios. De pronto me encontré viviendo en este mundo sin la presencia de dos de las fuerzas más importantes de mi vida.

-Has dicho que es la primera vez en la que te has puesto a escribir un disco sin tener un plan, ¿en qué se ha traducido eso en el proceso de composición?

Es cierto. Eso me hizo trabajar de una forma diferente. Quería dejar cada canción en los huesos y entonces soltar los perros, por así decirlo. Ver qué pasaba. Quería llegar a la esencia de cada canción. Después entendí que tenía que poner un poco más de mí en ellas. Fue algo diferente al todo-va-como-la-seda que he escuchado otras veces en el estudio. Fue un camino sanador y liberador para soltar lastre y abrazar un montón de nuevas incógnitas.

-Has escrito cinco discos en solitario, pero tras la ruptura de Centro-matic, ¿supone Swan city vampires una especie de renacimiento? Es la primera vez que has escrito un disco sabiendo que tu banda ya no existe.

La verdad es que no estaba seguro de cómo sería grabar un disco después de dos momentos tan duros. Una vez que disolvimos Centro-matic, sentí una necesidad muy fuerte de escribir música. Solo para sacar algunas cosas que tenía muy adentro, buenas o malas. Tenía la corazonada de que saldría algo crudo y, esperaba, presentable.

 -Hace poco dijiste que lo mejor de formar parte de Centro-matic era la satisfacción que sentías cuando grababas un álbum. ¿En qué sentido te satisfacen tus discos en solitario?

Evidentemente se trata de un camino más solitario. La gran diferencia es que en mis discos tomo conciencia de mí mismo de una forma más clara. De hecho, espero que cada disco que escribo me muestre algo nuevo sobre mí.

Swan city vampires suena a resumen de tu carrera, ¿estás haciendo balance?

Siempre estoy haciendo balance en algún sentido. Soy afortunado de haber desarrollado mi vida alrededor de la música, pero tengo claro que hay que pensar de vez en cuando en qué parte del camino estamos. Creo que es saludable explorar tu relación con lo que sea que hayas elegido hacer en la vida. Y entender que esa relación puede cambiar o tomar otro significado de tanto en tanto. Creo que es natural.

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-El disco se mueve entre la luz y la oscuridad. Suena a noche en la que, de pronto, aparece una luz. ¿Te proporciona algún tipo de esperanza hacer música?

Eso está relacionado con la muerte de mi madre. Fue el momento más difícil de mi vida, y, en realidad, siempre supe que sería así. Pero, después de un tiempo, la tristeza se convirtió en gratitud por todo el tiempo que pasamos juntos. Lentamente, borré el egoísmo y la tristeza y traté de convertirlos en gratitud. En realidad me siento esperanzado la mayor parte del tiempo. Y pienso que es producto de pasar mucho tiempo con mis hijos. Tener una idea del mundo a través de sus ojos me llena de optimismo, y me enseña cosas que nunca podría ver por mí mismo.

Gran parte de los momentos más bonitos de mi vida han ocurrido cuando parecía que no había salida, entonces le das vueltas al puzzle para ver dónde está esa razón que justifique ser optimista. Quizá solo necesites un cambio de rutina, por ejemplo. Intento ver este proceso en toda su majestuosidad y tomar notas.

-Las letras son menos crípticas que en otros discos. ¿Necesitabas contar las cosas yendo al grano?

Sí, es lo que te decía antes: las situaciones por las que he pasado me llevaron a escribir de una forma más cruda, más literal y menos abstracta en este disco. He trabajado mucho en ese sentido, no quería ponerle al oyente fragmentos abstractos encima de la mesa.

-Otra palabra que viene a la cabeza al escuchar Swan city vampires es intimidad, incluso en las canciones en las que predomina la guitarra eléctrica. ¿Dónde está el límite cuando escribes sobre tus sentimientos y tu vida privada?

Si suena autoindulgente, si suena a poesía escolar, lo borro. Presto mucha atención a ese aspecto. Creo que una canción debe sonarle convincente a un oyente que no sepa nada del autor. Desde ahí empiezas a trabajar en una pintura más grande, pero sin olvidar los pequeños detalles. Supongo que hay un equilibrio, pero tiendo a introducir detalles de mi vida privada incluso en las letras más abstractas.

-Dices que nunca compondrás toda la música que quieres crear. Desde 1996 has grabado más de 25 discos, ¿no estás satisfecho?

Creo que siempre estaré orgulloso de lo que hicimos, y de cómo lo hicimos, con Centro-matic y South San Gabriel. Miro hacia atrás y todo es un poco mejor de lo que nunca pensé que sería. Sin embargo, sigo teniendo mucha música por hacer.

Eres uno de los músicos que renovó la música de raíz norteamericana a mediados de los 90. Has influido a gran parte de los grandes nombres de la música norteamericana actual, ¿cómo ves este tipo de música hoy en día? Hay quien dice que el americana –o country alternativo, llámalo como quieras- es un gran océano en el que es muy difícil nadar.

Creo que es un gran océano en el que es difícil llegar a tal cantidad de música. Ahora más que nunca, hay una grandísima cantidad de música a la que estar atento, pero las cuentas no salen. No hay tiempo. Por otro lado, me perdí grandes autores de hace años (Judee Sill, Karen Dalton o Mickey Newberry son algunos de los que estoy escuchando estos días). Así que creo que voy a centrarme un tiempo en buscar en el pasado, en todo lo que pasé por alto.

-Hace poco leí que tenías planeado hacer más discos con Jason Molina, ¿cómo fue trabajar con él?

En la mayoría de charlas que tuvimos después del disco que hicimos [Molina and Johnson, Secretly Canadian, 2009] salió el tema de grabar otro. Albergábamos esa esperanza, especialmente después de tener que cancelar la gira europea [cancelaron 12 conciertos en Europa por problemas de salud de Molina]. Sentíamos que nos debíamos a nosotros mismos otro capítulo de esa colaboración. El conjunto del respeto mutuo y la ética de trabajo dieron como resultado algo muy profundo. Había un deseo mutuo de volver a trabajar juntos y recuperar la energía que impulsó ese disco desde el primer momento.

Jason era un tipo entregado a la música, muy sutil, y tenía un alma llena de talento. Merecía mucho la pena estar cerca de él. Tenía una grandísima voz. Su escritura y su espíritu me influyeron en gran medida. Muchos le echamos terriblemente de menos.

 

Texto: Santini Rose

Foto: Matt Pence

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