El cartel presagiaba otra velada de rock de raíces a las que los chicos de The Mad Note nos están (mal) acostumbrando. Aunque ofrecen puntos de vista bastantes distintos, los músicos de ambas bandas no parecían estar a disgusto mientras compartían copas de vino minutos antes de comenzar el bolo. Sin embargo, el desenfado en su puesta en escena y la cercanía que transmiten al público, son cualidades de las que los dos grupos pueden presumir.
En apenas tres años, Hollis Brown ha conseguido imprimir un aire renovado al rock norteamericano de raíces. Dejaron buena muestra de ello exhibiendo repertorio de sus tres elepés. Especialmente vibrantes fueron «John Wayne», que parece un regalo por los setenta cumpleaños de Neil Young, «Train Round the Bend», de su segundo álbum (tributo a The Velvet Underground) y el cierre de una actuación notable con «Ride on the Train», tema emblema de su álbum debut. Si continúan con este paso firme, no tardaremos en volver a disfrutar de estos chicos de Queens, con un nuevo trabajo bajo el brazo y más cartuchos en el cinturón.
Listón alto para Howlin Rain, pensé mientras los californianos se preparaban para saltar al escenario. Ethan Miller desprende blues por sus cuatro costados, y la imagen sesentera de la banda y sus elaborados temas interminables ayudan a embarcarnos en un profundo viaje psicodélico.
Lamentablemente, la sed de música de raíces del público capitalino no fue suficiente para llenar la mítica Caracol. Pero no cejemos en nuestro empeño y gocemos mientras tengamos bandas dispuestas a pasearse por escenarios patrios, a beberse nuestro vino y a compartir su mirada particular de la música rock.
Texto: Pablo del Valle
Foto: Alejandra García Valiente