Pasados los primeros compases de la noche, de repente se rompe el protocolo con “Falling from the sky” (tema que inaugura su notable última entrega Edge of the Sun) con toda la parroquia deshaciéndose de las desafortunadas sillas preparadas para la ocasión. La comunión con la banda había tardado un suspiro en aparecer y quedarse sentado un instante más se antojaba misión imposible. No hay duda que los de Tucson son queridos por estos lares y saben que por aquí disponen de un fiel público; son una banda especial cuyo éxito recae en la gran riqueza musical y de culturas que atesora su variado repertorio: “Splitter”, “Stray”, “Deep Down”, “Coyacan” o la extraña “Cumbia de Dónde” (todas ellas sonaron) son una buena prueba de ello.
Llegados al ecuador del concierto, John abandonaría la batería para retirarse del escenario junto al resto de componentes, dejando a Joey a solas con su acústica y el contrabajista; el motivo no seria otro que “Fortune Teller” para recordarnos que su dulce voz es, sin duda alguna, el mejor instrumento de los múltiples que habitan en “casa de” Calexico.
Con “Bullets & Rocks” y la archiconocida revisión que hacen de “Alone again or” del malogrado Arthur Lee, recuperarían la formación al completo lanzando el concierto en su vertiente más festiva para gozo de una variopinta audiencia que, en pleno mes de agosto, parecía necesitarlo.
La nostálgica “Follow the River” cerraría la velada de manera magistral, evidenciando nuevamente que el tándem Convertino-Burns había vuelto a vencer y que sin darnos cuenta, por arte de magia, su música ecléctica nos había hechizado transformando el precioso foro romano de “Empúries” y las cercanas aguas de mar en un desierto de algún rincón de la frontera de México.
Texto: Debonair
Fotografía: Sergi Fornols