Resultaba curioso verles en tan amplio espacio después de que sus dos últimas visitas a Barcelona hayan sido en club. Más complejo era lo de enfrentarse al poco público allí congregado, pues creo que apenas unos quince nos encontrábamos expresamente para ver a la banda, pero los Pretty Things actuales (los de los últimos ocho o nueve años) son una maquina de levantar sonrisas y hacer palpitar el corazón a base de r & b y rock selvático vía Bo Didley.
De antemano, uno sabe que estos Pritties no van a echar mano de la etapa Swan Song, ni de Freeway Madness o Cross Talk, y lamentablemente, en Tarragona tampoco hubo recuerdo para Parachute; imagino que el horario limitó su actuación (una hora y diez minutos frente a la hora y casi cuarenta habituales). Aún así, donde mejor se mueve esta versión de la banda, con los ya imprescindibles George Woosey y Jack Greenwood, es en el primario r & b de los inicios. Suenan urgentes, vitales, necesarios. Si a eso le sumas que Dick Taylor está tocando mejor que nunca, que Frank Holland es un apoyo vital, y que Phil May parece recuperado de la enfermedad que casi le borra del mapa en la gira española de 2014, pues poco más queda añadir. Phil, él, estuvo soberbio, controlando el escenario con las maracas de un lado a otro, cantando al límite en las canciones viscerales, y armonizando de maravilla con George Woosey en las canciones de S.F. Sorrow.
Por supuesto, este concierto tenía un aliciente especial: escuchar en vivo por primera vez las canciones del nuevísimo The Sweet Pretty Things (Are In Bed Now, Of Course…). No me hubiese importado que hubiesen hecho las diez canciones del álbum, pero atacaron cuatro de ellas, de entre las cuales sobresalió de forma fastuosa «The Same Sun». Pocas veces no da el cante un tema nuevo frente a un repertorio clásico (pongan aquí los nombres del artista que deseen) pero los Pretty Things han facturado un disco de esos que merecen ser recordados y amado por un mayor número de público, por lo que esas cuatro canciones, o cualquier otra que hubiesen despachado, entran dentro de la categoría de ‘excepción a la norma’. Esas canciones tenían que competir con «She Says Good Morning», «S.F. Sorrow Is Born», «Rosalyn», «Big Boss Man», «Midnight-to-Six Man», «Don’t Bring Me Down», y quedaron empastadas y bien niqueladas.
Estos Pretty Things aguantarán mientras sus cabezas visibles (Dick y May) sigan manteniendo una más que encomiable vitalidad. No es algo que se mantenga con dignidad, tampoco la palabra entrañable tiene cabida aquí; es algo que traspasa esa línea, pues pocas bandas pueden hacer frente a su directo en la actualidad. En una semana vuelven a rodar por parte del país. Háganse un favor y acudan a cualquiera de sus shows. Todo es posible mientras exista la posibilidad.
Texto: Sergio Martos
Foto: Alberto Belmonte