El nuevo trabajo de Ducktails está repleto de melodías pastel, que podríamos tildar de low-key o resultar incluso empalagosas, pero que consiguen alzar el vuelo. El muy protagonista synthe analógico de Mondanile hace flotar los temas, que resultan livianos y resucitadores. Algo que los angloparlantes definen muy bien, “sun-kissed” pop, con pocas sorpresas. y parece que los tiros van a seguir por ahí. Uno de los singles, Headbanging in the mirror, ya fué una de las canciones más frescas y deliciosas del pasado mayo, dejando entrever la relajada y aérea atmósfera de todo el álbum. Ducktails se ha asentado en un terreno que, a la vista está, domina a la perfección; pero que denota más bien poca intención de innovar. Mondanile parece estar un poco comodón: no tan solo respecto al anterior álbum, sino en esta misma entrega, en la que repite la misma cadencia constantemente. Sí, es encantadora. Sientes que flotas en un río, rodeado de árboles, que te dejas llevar por la corriente. Pero no hay un mínimo cambio, en ninguno de los 11 temas. De todas formas, quien le siga la pista a Ducktails ya sabe a lo que viene: disfrutar de una neo-psicodelia suave, sensible y brillante.
Texto: Marina Castillo