Una vez superada la primera mitad de este 2015 aprovechamos para hacer un repaso de los seis discos que se han convertido en Disco del Mes en nuestra edición impresa, acompañados por un pequeño extracto de lo que podíamos leer sobre ellos.
ENERO
Los Tupper – Yesterday’s Pizza
En Yesterday’s Pizza encontramos lo que los fans esperamos de ellos, ese mimo en cada nota y arreglo, esa forma de entender el Rock&Roll casi soterrada, ese romanticismo todavía capaz de encrespar la piel y… canciones! Canciones como soles, diez cortes de finísimo gusto capaces de devolverte la fe en ese Rock&Roll de alta graduación y reposo en barrica de roble francés que ya no se destila. En palabras de Raul, “hemos hecho a propósito meter una cara más boogie y otra más tranqui y psicodélica”. Ambas suenan a clásico, a mágica combinación de Rock&Roll-Glam-Pop-Blues-Psicodelia-Garage-Honky Tonk. No voy a caer en los nombres tópicos que se les suponen, en numerar bandas y nombres que estallan en mi cabeza a medida que la aguja recorre los sagrados surcos. Ahí están para quien quiera buscar referentes, pero para nada son importantes, Los Tupper absorben de aquí y de allí, filtran e irradian con su propio genio. (Alberto Lodeiros)
FEBRERO
Laura Marling – Short Movie
En este Short Movie ha decidido abandonar la confortable compañía de Jones, mudarse a California, auto producirse brillantemente su nueva obra, enchufar en algunos momentos su guitarra y explorar nuevos sonidos y atmósferas. Marling se nos muestra enérgica y liberada -«False Hope», «Strange»-, coqueta y sensible –«Divine»-, dura y guerrera –«Don’t Let Me Bring You Down»- en una obra llena de composiciones que atacan lo más esencial de las relaciones humanas y que nos cautivan por su inspiración y veracidad. Es una artista sin trampa ni cartón, con un presente brillante y un futuro envidiable siempre y cuando no abandone ese espíritu evolutivo que atesora. (Ruben García)
MARZO
Steve Earle – Terraplane
El disco, tras una década de canciones de amor, pasa divinamente y pide a gritos sucesivas escuchas. Aun así, no se engañen: ni rompe ningún molde ni constituye ningún punto y aparte. Es más bien la concreción de una de las muchas líneas musicales que configuran el mapa musical del barbudo. Y en ese sentido, el de coger una tradición y tratar de añadirle algo propio, puede verse de la misma forma en que se vio el “bluegrassero” The Mountain (1999): como un disco de género que, por más personalidad que se le imprima, continúa siendo eso, un disco de género. (Jordi Pujol Nadal)
ABRIL
Los Negativos – Duplexin
Brighton 64 – Modernista
Ambos enmarcados en el movimiento modernista, ambos militantes de su propio estilo de vida. Ya no están los tiempos para tomas de postura estériles, para seguir defendiendo ciegamente unos postulados sagrados que ya no respetan ni siquiera quienes los escribieron. Queda la pasión por un sonido, quizás por una cierta estética, pero sin renuncias ni traiciones es posible recorrer los infinitos caminos que la vida te plantea. La veteranía es un grado, sin duda. Y tanto los miembros de Los Negativos como los de Brighton 64 lo saben. Han sufrido y disfrutado en carne propia ventajas e inconvenientes de ser considerados, quizás a su pesar, estandartes condenados a no pisar fuera de la baldosa en la que bailaron por primera vez. (Alfred Crespo)
MAYO
Pokey LaFarge – Something in the Water
Producido por Jimmy Sutton, que últimamente está presente en muchos de nuestros discos favoritos (Deke Dickerson, JD McPherson, Koko Taylor…), esta séptima entrega de LaFarge es un paso más en su permanente búsqueda/evolución. Dándose cuenta, por primera vez, que necesitaba un productor ajeno para crecer aún más. Y vaya elección. Pokey solo había trabajado previamente con Jack White a la producción en un 45 rpm, y con Ketch Secor (Old Crow Medicine Show) en su anterior y homónimo álbum. Ahora confía a ciegas en la sapiencia de Jimmy Sutton y la apuesta le sale redonda. Influido más que nunca por la música del Midwest, LaFarge no solo acepta el consejo de Sutton sino que le da vía libre para cualquier decisión, entrando incluso levemente en el terreno de la composición. (Eduardo Izquierdo)
JUNIO
Rickie Lee Jones – The Other Side of Desire
Son canciones que fluyen a la deriva, que se aferran a su intransferible personalidad cuando parecen a punto de perderse y que ofrecen pistas de un pasado turbulento, un presente desencantado, un futuro conciliador. Como las canciones que hicieron a Jones quien es, bajo su apariencia apacible mutan a cada escucha, mecidas por una voz de sempiterna niña ahora ajada por el tiempo, una paradoja emocional respaldada con respeto por la producción del pantanoso Mark Howard y John Porter de Roxy Music, que entienden las claves de la mujer que firmó Pirates (1981), pero también Naked Songs (1995). No hay lucha contra el pasado ni desilusión por las otras personas que pudo ser y no fue. Como ella afirma, por fin ha conseguido estar en paz, aunque sus canciones sigan reflejando un mundo en ebullición, melancólico y terrible, que podemos entrever a través de una pequeña inflexión de voz, un verso cazado a la deriva, compartiendo la vida interior de canciones que merecen paciencia, atención y cariño. (Héctor G. Barnes)
Redacción