Las decepciones llegan cuando alguien tiene ciertas expectativas acerca de algo. Y cuanto mayores son éstas crecen exponencialmente las posibilidades de que el batacazo pueda incluso convertirse en algo mayúsculo. Pero, curiosamente, el único culpable de esa posible frustración es el sujeto pasivo, el que decidió apostar y confiar en un artista que, obviamente, es quien posee el poder de crear (presuntamente) con absoluta libertad, sólo a merced de su inspiración. A pesar de todo lo expuesto, supongo que es razonable suponer que el que quedó extasiado ante ese animal escénico que es Brittany Howard -y que además disfrutó hasta la saciedad del excelso poderío rock & soul que exhibían las canciones del debut de Alabama Shakes- esperase ansioso una nueva entrega de esa misma medicina. La verdad es que lamento decirlo: NO, Sound & Color NO lo es… Puede que no sea ni mejor ni peor, pero definitivamente es otra cosa. Un disco con una producción muy distinta, mucho menos clásica, carente de ese sentimiento sureño; pero el problema básico son las canciones: Lentas, desganadas, puede que incluso perezosas; definitivamente aburridas y carentes de la fuerza y el gancho que tenían sus predecesoras. Podríamos bautizarlo como el síndrome del Turn Blue, pero en realidad es la mítica prueba del segundo álbum, infalible test para aquellos que han generado un alto revuelo; es entonces cuando llegan los miedos, cuando ni uno mismo sabe lo que es y cuando entran en juego otros factores: managers y disqueros con los ojos como el tío Gilito que te adulan y ponen a tu disposición un presupuesto mayor siempre que decidas aspirar a conquistar un público mayor, en dejar una estrella del underground. Tras haberle dado muchas escuchas no puedo mentir a mi corazón, Alabama Shakes han suspendido, aunque quizá no tan estrepitosamente como lo hizo Eli Paperboy Reed en su última entrega, que parecía aspirar a convertirse en una diva del modernísimo R&B. Lo peor de todo es que mucho me temo que éstos no van a ser los únicos casos, porque no han podido ser más decepcionantes los avances de The Strypes (que parecen que quieren sonar como los putos Strokes) o del nuevo proyecto de Jim Jones, del que ha lanzado una desconcertante canción alejada de cualquiera de sus maravillosos proyectos anteriores. Esperemos que The Delta Saints y Vintage Trouble -otras dos bandas que sospechosamente se están tomando mucho más tiempo del necesario en grabar su segundo trabajo- no nos (me) fallen… Afortunadamente, eso sí, siempre nos quedará el infalible Nicke Royale, que acaba de lanzar “All Over My Head”, un nuevo single con una melodía que quita el hipo.
Texto: JF León