Apocalíptico, explosivo, agresivo y a la vez, desesperado, melancólico o sensible. Todos estos, son algunos de los estados de ánimo por los que pasaron Nick Cave y su público, durante el viaje conjunto que supuso el concierto de Barcelona. Una banda perfectamente engrasada y un alter ego, el de Warren Ellis, con el que se entiende a la perfección, ayudan a crear todo tipo de atmósferas. Nick Cave, demostró ser un tipo camaleónico, capaz de adoptar todo tipo de personalidades. Mientras interpreta Higgs Boson Blues, From Here To Eternity o la salvaje Tupelo puede transformarse en un fanático predicador que arenga a las masas. Puede mutar y convertirse en el monstruo que aparece en tus peores pesadillas, mientras desgrana Red Right Hand o puede ser la persona más dulce y sensible acariciando las teclas del piano, al sonar las notas de Into Your Arms o The Ship Song. Pero también, puede convertirse en un ser atormentado, sediento de justicia, escupiendo de su boca The Mercy Seat y terminar el concierto mezclado entre el público de las primeras butacas , con Push The Sky Away a modo de liturgia religiosa.
Texto y foto: Daniel García Femenía